Catolicismo

El Papa en Centroáfrica: «Pido reconciliación y paz»

El Papa Francisco a su lleºgada al aeropuerto internacional de Bangui.
El Papa Francisco a su lleºgada al aeropuerto internacional de Bangui.larazon

Clama en el avispero africano contra los que usan «injustamente» las armas en el mundo: «Deponed los instrumentos de muerte».

La República Centroafricana es sinónimo de estado fallido, niños soldado, guerra civil, matanzas y violaciones. Y de alegría, cánticos y esperanza. Y de coraje. Y de ejemplo. El Papa Francisco aterrizó ayer en Bangui, la capital del país, a pesar de que los servicios de inteligencia franceses desaconsejaron su viaje por su peligrosidad. «Vengo como peregrino de la paz», publicó Francisco en su Twitter antes de llegar.

El Papa fue recibido por Catherine Samba-Panza, presidenta del Gobierno de transición, y por una multitud entusiasmada que entonaba cánticos en su honor. Una escolta de 900 militares garantizó la seguridad de la comitiva papal en un país en el que uno de cada cinco habitantes ha tenido que abandonar su hogar desde 2013. «Mi mujer acababa de dar a luz cuando unos hombres entraron en nuestra casa, eran criminales, se llevaron una radio y un saco de arroz. La mataron a ella y a nuestro hijo», cuenta Nicholas Madou, ex soldado centroafricano refugiado en Kenia. «Ojalá la visita del Papa nos ayude y evite más muertes», reclama.

Francisco se dirigió a los ciudadanos y al Gobierno de transición y les pidió que se unan para superar el conflicto interreligioso inspirándose en el lema del país: «Unidad, dignidad y trabajo», después de que la presidenta pidiera perdón por el «descenso a los infiernos» y la violencia que sufre el pueblo centroafricano. «No hay país. Ya no hay país. Hay barrios cristianos y hay barrios musulmanes. Hay señores de la guerra que imponen sus normas. Hay un Gobierno que no puede hacer nada», cuenta Pierre Gomba, médico centroafricano.

Después, el Papa visitó un campo de refugiados en el que viven alrededor de 7.000 personas. Los centroafricanos le recibieron con carteles en los que podía leerse «paz», «amor» y «alegría». «Hay musulmanes y cristianos celebrando juntos por las calles, Bangui hoy es una fiesta», contaba por teléfono Adel Ali, periodista centroafricano.

Francisco, el Papa valiente, compartió su mensaje de paz mediante sus palabras y su ejemplo: «La paz sin amor, sin amistad, sin tolerancia, sin perdón, no es posible. Cada uno de nosotros debe hacer algo. Yo les deseo, a ustedes y a todos los centroafricanos, la paz, una gran paz entre ustedes», expresó. Mientras hablaba se escuchaban disparos en un barrio de Bangui.

También acudió a un encuentro con comunidades evangélicas donde pidió a los cristianos que se unan en la lucha contra el odio y la violencia. Criticó la división de los seguidores de Jesús y expresó que ésta es «contraria a la voluntad de Dios». «Es también un escándalo frente al odio y la violencia que desgarra la humanidad», añadió.

En teoría, el conflicto en la República Centroafricana se produce entre los rebeldes Séléka, que derrocaron el Gobierno de François Bozizé en 2013 y son de mayoría musulmana, y las milicias Antibalaka, de mayoría cristiana. «Sin embargo, el conflicto ha llegado a un punto en el que es muy difícil diferenciar entre milicias, simples criminales o incluso fuerzas armadas del gobierno de transición. Se mata a la población, se viola a las mujeres y se roba porque sí», explica el ex soldado Nicholas Madou.

El Papa finalizó la jornada celebrando una misa en la catedral de Bangui. Delante de sacerdotes y catequistas se acordó de todos los centroafricanos. «Algunos de ellos tal vez están desesperados y no tienen ya ni siquiera fuerzas para actuar, y esperan sólo una limosna, la limosna del pan, la limosna de la justicia, la limosna de un gesto de atención y de bondad. Todos nosotros esperamos la limosna de la paz», dijo. En un país en el que la concepción del enemigo es tan real, Francisco quiso hacer hincapié en el perdón: «Una de las exigencias fundamentales de esta vocación a la perfección es el amor a los enemigos, que nos previene de la tentación de la venganza y de la espiral de las represalias sin fin». La República Centroafricana, sinónimo de estado fallido. Y Francisco allí, sin miedo, hablando del amor. La República Centroafricana, conocida por sus matanzas y violaciones. Y el Papa allí, pidiendo el fin de la violencia: «Deponed los instrumentos de muerte. Ármense más bien con la justicia, el amor y la misericordia, garantías de auténtica paz».