Santoral

¿Qué santo se celebra hoy, 3 de febrero? Todo lo que debes saber del santoral de hoy

Cada día del calendario litúrgico está vinculado a uno o varios santos, que son recordados por los fieles

Retrato de San Blas de Sevaste
Retrato de San Blas de SevasteDominio Público

El santoral católico es un recopilatorio que incluye los nombres de los santos y beatos que la Iglesia Católica celebra oficialmente en días específicos durante el año. Cada día del calendario litúrgico está vinculado a uno o más de estos personajes sagrados, los cuales son conmemorados en las misas. El santoral puede ser un recurso valioso para adentrarse en la historia de la Iglesia y el cristianismo, y para encontrar inspiración en la vida y enseñanzas de los santos. Al conectarse con estas figuras históricas, los creyentes pueden encontrar orientación y fortaleza en sus propias vidas, mientras también honran el legado de estos individuos ejemplares.

En el santoral de hoy, 3 de febrero, se conmemoran varios santos y santas que han dejado su marca en la historia del cristianismo. Entre ellos están San Oscar de Brema, San Blas, San Adelino de Celle, Santo Profeta Azarías, Santa Berlinda de Meerbeke, San Celerino de Cartago, San Leonio de Poitiers, San Lupicino de Lyon, Santa María de San Ignacio Thévenet, Santa Olivia mártir, San Tigrido, Santa Wereburga de Chester, Beato Helinando de Froidemont, Beato Juan Nelson, Beata María Ana Rivier y Beata María Elena Stollenwek. De todos ellos, hoy enfocamos en San Blas.

¿Quién fue San Blas?

San Blas, conocido en su tiempo por sus numerosas curaciones milagrosas, fue obispo de Sebaste, Armenia. A pesar de su nombramiento como obispo, eligió vivir como eremita en una cueva en el bosque del monte Argeus, que se convirtió en su sede episcopal. La tradición relata que un día salvó a un niño que se había atragantado con una espina de pescado, lo que dio lugar a la costumbre de bendecir las gargantas en su fiesta, el 3 de febrero. Este acto también hizo de San Blas el patrono de los otorrinolaringólogos y de aquellos que padecen afecciones de garganta.

Además de su labor con los humanos, San Blas también es recordado por su amor por los animales, a quienes curaba. Los animales enfermos o heridos se acercaban a su cueva para que los curara, y en agradecimiento, nunca le hicieron daño ni lo molestaron durante sus oraciones. Sin embargo, los días de San Blas llegaron a su fin durante una de las últimas persecuciones contra los cristianos, iniciada por Agrícola, gobernador de Capadocia.

Cuando los cazadores fueron a buscar animales al bosque para los juegos de la arena, encontraron a muchos de ellos agrupados fuera de la cueva de San Blas, probablemente buscando protección. En ese momento, San Blas fue capturado mientras oraba. Ante Agrícola, San Blas se negó a renunciar a su fe, a pesar de las amenazas. Fue enviado a prisión, donde pasó sus días predicando a los cautivos y condenados a muerte, curando a los enfermos y bautizando a aquellos que deseaban convertirse al cristianismo.

Según las Actas de San Blas, fue condenado a morir ahogado, pero cuando fue arrojado al agua, caminó sobre ella, repitiendo el milagro hecho por Jesucristo. Finalmente, fue llevado al cadalso, torturado y decapitado, muriendo como mártir en el año 316 d.C., durante el reinado del Emperador Licinio.