Luis Gonzaga nació en 1568 en Castiglione delle Stiviere, en el seno de una familia noble italiana. Hijo del marqués Ferrante Gonzaga, estaba destinado a una vida de privilegios y poder, pero desde temprana edad mostró una inclinación profunda hacia la fe y la vida religiosa.

A los 17 años renunció a su herencia y títulos nobiliarios para ingresar a la Compañía de Jesús. Su decisión, incomprendida por muchos en su entorno, reflejaba su compromiso inquebrantable con Dios y su vocación de servicio a los más pobres y enfermos.

Servicio y muerte

Durante una terrible epidemia de peste que azotó Roma en 1591, Luis, siendo aún estudiante jesuita, dedicó sus días al cuidado de los enfermos y moribundos. Fue precisamente este contacto directo con los contagiados lo que acabó costándole la vida.

Contrajo la enfermedad mientras atendía a un hombre infectado y falleció con apenas23 años, el 21 de junio de 1591.

Fue canonizado en 1726 por el papa Benedicto XIII, quien lo proclamó patrono de la juventud cristiana por su ejemplo de pureza, generosidad y santidad desde la adolescencia.

Veneración y legado

La figura de San Luis Gonzaga es especialmente venerada entre los jóvenes, seminaristas y estudiantes. Es considerado un modelo de castidad, humildad y vocación religiosa. Muchas instituciones educativas, parroquias y movimientos juveniles llevan su nombre.

Su festividad invita a reflexionar sobre el valor del compromiso personal, la entrega al prójimo y la fe vivida con autenticidad, incluso en medio de la enfermedad y la muerte.

¿Qué más se celebra el 21 de junio?

Además de San Luis Gonzaga, la Iglesia Católica también recuerda hoy a:

• San Rodolfo de Bourges, obispo entregado a la reforma del clero y al cuidado de los pobres.

• San Raimundo de Barbastro, obispo mártir durante la invasión islámica en la península ibérica.

• Beato Jacobo Morelle Dupas, mártir de la Revolución Francesa.

• Beato Tomás Corsini, obispo camaldulense venerado por su santidad y sabiduría pastoral.