Alimentación

El Omega 7 es bueno para la salud, pero faltan evidencias en humanos

El ácido graso omega 7 protege el corazón, mejora la piel, reduce la aterosclerosis y modera la diabetes, pero los expertos advierten de la falta de investigación en personas

Omega siete
Omega sieteJosé Maluenda

En la lista más habitual de grasas «buenas» se colaron hace años los omega 3 y 6, ácidos poliinsaturados que tienen tras de sí una dilatada bibliografía por sus beneficios para el organismo. Ahora se ha sumado al catálogo de la familia un nuevo número, el omega 7, que está de moda en forma de suplementos alimenticios y promete proporcionar grandes ventajas para la salud, pero cuyo aval científico todavía resulta incierto, pues a pesar de que existe un buen puñado de investigaciones al respecto, muchas de ellas son in vitro y en roedores, lo que obliga a la comunidad médica a andar con pies de plomo en su uso.

¿Cuáles son los beneficios para la salud?

Mientras llegan esos estudios en humanos, la lista de posibles beneficios para la salud resulta apabullante: «En los últimos años se han publicado algunos trabajos que demuestran que los ácidos grasos omega 7 podrían aportar beneficios cardiovasculares en relación con la obesidad, la grasa hepática, la reducción del colesterol y la diabetes», afirma Julia Ocon, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), quien hace hincapié en que «las últimas investigaciones están demostrando que estos ácidos grasos alivian la sensibilidad a la insulina, lo que ayudaría a mejorar o prevenir la diabetes. En otros trabajos también se ha observado que pueden ayudar a reducir el peso corporal y mermar la cantidad de grasa acumulada en el hígado. Incluso puede ser saciante y reducir el apetito, por lo que la suma de todo ello ejercería un efecto beneficioso en el control de la obesidad».

Tal y como apunta la experta de SEEN, «las personas que más se beneficiarían de los omega 7 serían aquellas con enfermedades cardiovasculares, con síndrome metabólico o con patologías como la diabetes, la obesidad y la dislipemia». Y esta misma idea la refrenda Vanesa León García, dietista-nutricionista del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid, quien asegura que «el consumo de este ácido resulta positivo en el tratamiento del síndrome metabólico, caracterizado por la acumulación de grasa alrededor de las vísceras, aumento del colesterol y triglicéridos, hipertensión y altas concentraciones en sangre de glucosa en ayunas. Sin embargo, la incorporación de ácidos grasos monoinsaturados como los omegas 7 y 9 puede reducir estos síntomas».

Ligado a ello, Nahikari Salterain, especialista en Cardiología de la Clínica Universidad de Navarra, pone sobre la mesa las ventajas de este omega en la salud cardiovascular, ya que «existe un reciente estudio de 2019 en el que se intentó estudiar el papel que puede tener la dieta suplementada en omega 7 en la ateroeclerosis, proceso que conlleva el desarrollo de enfermedad cardiovascular», aunque advierte de que «esta investigación se realizó en ejemplares de ratones modificados».

Regenera la piel

Si los beneficios del ácido pamitoleico pueden notarse por dentro, también por fuera, ya que «los últimos estudios han mostrado que la ingesta de omega 7 mejora la hidratación de las mucosas y regenera la piel, tanto si es consumido por vía oral como si se aplica por vía tópica», explica León. Pero frente a esta idea, surgen, de nuevo, algunas dudas, ya que «el uso de estos ácidos grasos se relaciona mucho con modas y no tanto con resultados científicamente avalados. En concreto, al omega 7 se le suponen propiedades antiinflamatorias y regeneradoras de las membranas celulares, y por tanto se piensa que puede ayudar a la cicatrización de heridas o a mejorar la función barrera de la piel. Sin embargo, hasta donde yo sé no existe ningún estudio científico serio comparativo en humanos que demuestre un beneficio real en su uso tópico u oral. Tan sólo hay pequeños estudios en ratas en los que parece que podría ayudar ligeramente a la cicatrización de heridas, pero con poca relevancia en la actualidad como para que los dermatólogos consideremos recomendarlo de forma seria», advierte Antonio Clemente Ruíz de Almirón, dermatólogo miembro de la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Mejora la salud sexual

A esta retahíla de ventajas se suma otra más: «Se sabe que el aceite de espino amarillo, fuente natural de omega 7, activa las funciones fisiológicas de la piel, por lo que se ha comprobado que la administración de este aceite mejora la sequedad y la integridad del epitelio vaginal y lo convierte en una buena alternativa frente al tratamiento convencional hormonal con estrógenos», asegura León.

Lo que resulta más complejo de demostrar, por el momento, es el potencial sanador de este ácido en la salud cerebral, tal y como sí han confirmado ya sus hermanos 3 y 6: «Aparentemente, los sujetos sanos no tienen ventajas metabólicas con el aumento de palmitoleato circulante, mientras que la suplementación en sujetos con dislipemia podría ser una estrategia para la mejora del perfil de lípidos en suero, aunque se necesita más investigación», destaca Pablo Eguia, vocal de la Sociedad Española de Neurología, SEN.

¿Dónde está el omega 7?

Ahora toca realizar la pregunta del millón: ¿Dónde puede encontrarse el omega 7? Como fuente alimentaria «está presente en altas concentraciones en el aceite de espino amarillo, en el de nuez de macadamia y en el de hígado de bacalao, aunque también lo está en el salmón, en las anchoas y en menor cantidad en el aguacate, en algunos quesos, chocolate, huevos y aceite de oliva», detalla Ocon.