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Efectos colaterales de Covid-19: trombos por falta de movimiento

La inmovilización a causa del aislamiento de los afectados por coronavirus que hacen la cuarentena en sus casas propicia la aparición de coágulos y trombosis, como a Ortega Smith

UCI del Hospital Infanta Sofía en San Sebastián de los Reyes (Madrid)
Personal sanitario totalmente protegido atiende a un paciente ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Infanta Sofía en San Sebastián de los ReyesEduardo ParraEuropa Press

La inflamación provocada por el Covid-19 como consecuencia de una infección generalizada lleva a la formación masiva de trombos en los casos más agudos. Sin embargo, la aparición de éstos una vez superada la enfermedad, como le ha pasado al secretario general de VOX, Ortega Smith, más que una «secuela» de la misma podríamos decir que se trata de un «efecto colateral» derivado de la misma pero no directamente causado por esta.

Así lo entienden los expertos consultados por LA RAZÓN, a quienes no les sorprende el caso del político que, como él mismo hizo público ayer a través de Twitter, tuvo que ser ingresado en el hospital el pasado sábado de urgencia tras habérsele detectado varios trombos en una pierna y pulmones. Recordemos que Ortega Smith fue diagnosticado de la enfermedad tras el multitudinario mitin celebrado el pasado 8 de marzo en Vistalegre y después de «más de un mes de confinamiento riguroso en casa», como reconocía en la misma red social, el 15 de abril confirmó que la PCR le había dado negativo, por lo que se incorporó a su actividad.

«Los trombos son algo típico en pacientes críticos. Ahora lo estamos empezando a ver también que algunos no ingresados pero que han estado confinados en casa y que presentan embolias pulmonares», cuenta José Antonio Páramo, presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH).

Sin embargo, la razón de su aparición estaría relacionada, no tanto con el SARS-CoV-2, como con lo que el padecerlo conlleva también en aquellos casos que no necesitan hospitalización: la inmovilización del afectado. «Es uno de los factores más importantes para provocar trombosis de las piernas», asegura Ángeles Blanco, coordinadora del Grupo de Trabajo de Enfermedad Tromboembólica de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Y es que entre los factores de riesgo para su desarrollo, además del sedentarismo, están el padecer una enfermedad infecciosa, la edad o la herencia genética.

Depende de las papeletas

«Es como en una rifa –explica la experta– , depende de cuántas papeletas se jueguen y, cuantas más se compren, más posibilidades de presentar este problema hay. Si un paciente es joven y se mantiene activo tendrá menos. Pero tener más de 40 años es un factor de riesgo, y si se contrae la infección, que es otro (sea la que sea, no necesariamente Covid-19) y hay que permanecer aislado en un espacio pequeño para evitar el contagio, que es lo que sucede en la mayoría de casos, conlleva una inmovilización, que es otro más. Casi podríamos decir que el Covid-19 tiene su propia papeleta en la rifa al ser una infección y obligar a la persona a estar aislada en una habitación durante 14 días lo que en la mayoría de casos supone una movilidad muy reducida».

Y parece que las matemáticas no fallan. Por eso, asegura, «no me sorprende que una persona que haya tenido el virus y permanecido confinada en un cuarto presente este tipo de problemas». Por ello, y dado que esta es la situación en la que se habrán visto miles de ciudadanos, las recomendaciones para tratar de evitarlo serían dos: en aquellos casos en los que la persona se encuentre bien físicamente (hay quienes pasan la enfermedad casi sin síntomas y otros a los que les produce un malestar mayor), hacer ejercicio. En el caso de no poder, los expertos «empezamos a plantear una estrategia preventiva», asegura Páramo.

Algo que ya se hace en todo paciente ingresado en los hospitales con dosis de heparina porfiláctica para evitar los trombos, y que podría ampliarse en el caso de los que deban mantenerse confinados y presenten riesgos. «Es lo que se denomina tromboprofilaxis extendida y que la SETH recomienda mantenerla entre 7 y 10 días después del alta en pacientes con condiciones previas –como puede ser el Covid-19– hospitalizados y confinados», prosigue Páramo. Eso sí, ambos expertos coinciden en la importancia de hacer una valoración individualizada en cada caso.