Salud y bienestar
No dejes de ir a Urgencias con los niños por la pandemia: estos pueden ser los motivos
A pesar de la pandemia, y de que la COVID-19 va a seguir presente en nuestras vidas durante un tiempo, hay vida más allá. La salud y las enfermedades no cogen vacaciones, y por tanto, las personas siguen necesitando de asistencia sanitaria. Los niños es normal que tengan mocos o fiebre, que vomiten o presenten diarrea, que se caigan al suelo y se hagan una herida o una fractura, por ejemplo.
Pero, ¿cuándo acudir con ellos a Urgencias? ¿Me contagiaré por acudir al hospital? La respuesta es que no, y los expertos piden más que nunca a los padres que no tengan miedo a la hora de acudir a los centros sanitarios. Se corre el riesgo de que la enfermedad del menor empeore y sea más difícil tratarle.
“Hoy en día los hospitales son sitios seguros y, quizás, sean de los lugares en donde, si se respetan las normas, es más difícil contagiarse. Se han establecido protocolos y circuitos claramente diferenciados, salvaguardando además la seguridad de los niños y de sus familias”, asegura el doctor Gonzalo Pin Arboledas, coordinador de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia.
Precisamente, el centro donde él trabaja cuenta con la certificación Applus+ ‘Protocolo Seguro Frente a la COVID-19’, que acredita que el hospital cumple con los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.
Por eso, Pin insiste en que los padres no deben tener miedo a la hora de acudir a un hospital. Según remarca, es más peligroso en muchas ocasiones dejar evolucionar horas o días (como ha ocurrido) cuadros de enfermedad en niños que, si no son tratados en su momento adecuado, estos pueden complicarse. “No estamos diciendo que ante cualquier cuadro banal se acuda a Urgencias: El sentido común y el conocimiento que los padres tienen del comportamiento de sus hijos debe ser la guía”, puntualiza el experto.
Y es que, según lamenta el coordinador del área pediátrica de Quirónsalud Valencia, en estos meses de pandemia se ha registrado una reducción en los niveles de asistencia a las Urgencias pediátricas de los hospitales, a pesar de que muchos son lugares muy seguros, como antes ha citado: “La reducción de la asistencia a Urgencias pediátricas ha sido llamativa, calculándose que en algunos momentos de la pandemia acudían un 20% de la cifra habitual de pacientes”.
A juicio del doctor Pin, se han dado varias circunstancias. Por un lado, dice que ha imperado ese miedo al contagio, y las familias han evitado cualquier contacto con un hospital. También sostiene que dado que el aislamiento social, junto a la falta de contactos personales y de escolaridad, ha mantenido a los niños en una ‘burbuja inmunitaria’ evitando los habituales contagios entre compañeros.
“La época del año en la que esto ha ocurrido es tradicionalmente una época en la que el número de niños atendidos en Urgencias hospitalarias disminuye tradicionalmente. Se debe tener en cuenta que la patología pediátrica es muy dependiente del ambiente epidemiológico. Estas circunstancias, y especialmente la sensación de miedo, han propiciado que aquellos que acudían a Urgencias lo hicieran con cuadros más evolucionados y, por tanto, de mayor intensidad”, mantiene el pediatra.
CUÁNDO ACUDIR A URGENCIAS
Con todo ello, el doctor Gonzalo Pin Arboledas resalta que en Pediatría son dos las variables importantes a tener en cuenta sobre el momento en el que los padres deben acudir con sus hijos a Urgencias: Por un lado el síntoma objetivo que presenta el niño, es decir, la fiebre, los vómitos, o la diarrea, por ejemplo; y por otro, el estado general, es decir, si está contento, sonríe, y se mantiene activo. “La combinación de ambas circunstancias nos debe orientar”, resalta.
Asimismo, el experto indica que hoy en día en algunas unidades de Urgencias pediátricas, como en la que él trabaja de Quirónsalud Valencia, se han puesto en marcha servicios de Urgencias ‘on line’ que permiten a los familiares consultar telefónicamente con el personal sanitario sobre los síntomas de los niños, fundamentalmente para recibir una adecuada orientación sobre cuál debe ser la actitud a tomar.
En cuanto a las patologías estivales más comunes en los niños, el pediatra de Quirónsalud Valencia reconoce que son varias, desde las derivadas de la mayor exposición al sol, como las quemaduras, las deshidrataciones, o los síncopes, cuya prevención debe basarse en los protectores solares, tanto químicos como físicos (gorra y gafas); así como en aumentar la hidratación; evitar las horas centrales de sol del día; y sin olvidarnos de los procesos gastrointestinales de vómitos y de diarreas; o bien las otitis de las piscinas.
“Afortunadamente, la formación sanitaria de las familias va en aumento y cada año notamos cómo el interés en la prevención va incrementándose”, celebra Pin. No obstante, enumera los que a su juicio deben suponer otros motivos por los que acudir a Urgencias: Ingesta de sustancias tóxicas; traumatismos; reacciones alérgicas graves; sangrado importante a cualquier nivel; niños con enfermedades crónicas (cardiopatías, enfermedades oncológicas o metabólicas) que tienen mayor probabilidad de descompensación, como por ejemplo cuando tienen fiebre u otros signos que hacen pensar en infección.
“En general, cualquier sintomatología que se acompañe de afectación del estado general del niño es motivo de consulta”, remarca, añadiendo que por ejemplo se debe acudir a Urgencias si un niño tiene fiebre y es menor de 3 meses, o bien de más edad pero ésta no baja a pesar de la toma de antitérmicos, o en el caso de que ésta se prolonga más de 72 horas sin causa aparente.
También el dolor puede ser motivo de Urgencias, si es fuerte, inusual o continuo; si se producen cambios en la coloración cutánea; o síntomas cardíacos como palpitaciones o sesión de opresión en el pecho, por ejemplo, según detalla, al mismo tiempo que si el menor presenta síntomas respiratorios, como dificultad para respirar o sensación de falta de aire, tos y expectoración con sangre.
“Se debe de acudir de inmediato al hospital si el menor presenta signos de deshidratación, como boca seca, ausencia de lágrimas, postración; pañal seco en 18 horas en lactantes; o sed excesiva; al mismo tiempo que si presenta síntomas neurológicos como convulsiones, pérdida de conciencia, confusión, mayor somnolencia, mareo repentino con desvanecimiento o desmayo, dificultades para hablar o pérdida de movilidad entre otros”, sentencia el doctor Pin Arboledas.
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