Eduard Estivill y Carla Estivill

«Si aplicamos las rutinas correctas el reloj interno enseguida responde»

Pediatra, especialista europeo de Medicina del Sueño y doctora en Ciencias Químicas y fitoterapeuta

-¿Qué es «El método Tokei», su nuevo libro?

-Tokei significa reloj en japonés y en este libro lo que hacemos es hablar de nuestros relojes internos, que son los que regulan nuestra salud. El método Tokei es el conjunto de normas que debemos aplicar para conseguir que nuestros relojes estén en consonancia con nuestro entorno, pues es la única manera de conseguir bienestar con el medio ambiente y con nosotros mismos.

-¿Y en qué consiste?

-Es un método científico, como todos los que exponemos en nuestros libros. Nosotros solo ponemos en palabras fáciles lo que la Ciencia ha descubierto. Al ser científicos nos ha sido muy fácil encontrar todos los nuevos conceptos de Cronobiología (crono significa tiempo y biología es el estudio de los seres humanos), que nos dicen que todo nuestro cuerpo es cíclico, que hay ritmos que controlan todas nuestras actividades. Todo lo que explicamos en él está basado en más de 50 referencias aparecidas estos últimos años en revistas y en libros de prestigio internacional.

-Dicen que con la pandemia se ha desajustado nuestro reloj interno. ¿Qué consecuencias puede tener esto?

-La pandemia realmente ha afectado muchísimo a nuestro sueño, que está regulado por un reloj interno, ubicado en el centro del cerebro, y este reloj se ha desajustado debido a las influencias de las situaciones externas que tenemos durante la pandemia: hemos perdido rutinas de horario, de comida, incluso de trabajo, porque al hacerlo desde casa se convierte en algo más laxo. Esto ha provocado un aumento de los problemas de sueño, concretamente del insomnio, y evidentemente la incertidumbre que provoca esta situación aumenta este malestar. Las personas duermen mal y tienen más pesadillas.

-¿Cómo podemos volver a poner en hora nuestro reloj interno?

-Basándonos en todos estos estudios científicos hemos elaborado las normas, que básicamente son consejos y rutinas, muy fáciles de aplicar, pero que se necesita fuerza de voluntad para hacerlas. Por esto en la primera parte del libro explicamos todos los conceptos científicos que justifican lo que después pedimos que haga la gente. Incluso hemos incluido un test que nos permite saber nuestro cronotipo, es decir, si somos más matutinos o más vespertinos, cosa que nos ayudará a seguir mejor las rutinas. Es que un método que está comprobado científicamente.

-¿Y cuánto tiempo se tarda en volver a «reorganizar» los biorritmos?

-Por suerte los relojes centrales que controlan los ritmos permanecen intactos. Lo que ha cambiado es la influencia externa que les damos a estos relojes, y por esto empiezan a funcionar mal. Pero cuando volvemos a aplicar las rutinas correctas, el reloj enseguida nos responde y volvemos rápidamente a los buenos hábitos. La duración o el tiempo siempre dependerá de la voluntad de la persona que aplique el método; si uno lo aplica un solo día probablemente no servirá de nada, en cambio, si tenemos constancia en convertir estas rutinas en nuestro estilo de vida el triunfo está asegurado.

-En breve cambiaremos al horario de verano. ¿A favor o en contra?

-Los cambios de horario están totalmente desaconsejados por todos los especialistas en Cronobiología, porque modifican esos estímulos externos que desajustan nuestros relojes biológicos. Hay poblaciones más sensibles a estos desajustes, como los niños, los ancianos o incluso los animales. Las vacas, por ejemplo, están acostumbradas a dar leche a una hora determinada y ven cambiado su ritmo. Por lo tanto, nosotros preferiríamos no cambiar el horario y mantenernos con este que estamos ahora, que es mucho más adecuado a nuestra salud.

-¿Espera que este libro cree menos polémica que «Duérmete niño» en el que explicaba el Método Estivill?

-Junto con mis colaboradores hemos escrito 31 libros, algunos traducidos a más de 18 idiomas. Todos han sido basados en los conocimientos científicos y nunca emitiendo opiniones personales. La comunidad científica siempre nos ha respaldado. Pero somos tremendamente respetuosos con las personas que puedan dar su opinión sobre nuestro trabajo y por esto nunca entramos en polémicas.