Pediatría
Así es un “resTEAurante” adaptado a niños con Trastorno del Espectro Autista
El restaurante Don Giovanni es pionero entre los locales de alta cocina a la hora de adaptar parte de su carta al lenguaje de “pictogramas”
En los últimos años se están generando avances en cuanto a la concienciación sobre los Trastornos del Espectro Autista, TEA, especialmente en el medio escolar. Este hecho incluye la difusión de herramientas para conseguir una comunicación eficaz, como los pictogramas, “que son dibujos que expresan un concepto. Pueden ser utilizados de forma aislada, o construyendo una secuencia”, afirma Iván Carabaño, pediatra y profesor asociado de Pediatría de la Universidad Complutense de Madrid. Consciente de ello, ahora se ha dado un paso más allá y el restaurante italiano Don Giovanni, del chef Andrea Tumbarello, se ha convertido en pionero entre los restaurantes de alta cocina a la hora de adaptar parte de su carta al lenguaje de “pictogramas”, facilitando así la comunicación de las personas con TEA.
“A muchas personas con TEA les genera ansiedad no saber qué se van a encontrar cuando visitan un hospital, un museo o un restaurante”, asegura la educadora Iris Carabal. “Saber cómo es un emplatado y cuáles son los ingredientes principales de una determinada elaboración sirven para que los niños con TEA rebajen ese grado de ansiedad, con lo cual la comida o la cena se desarrollará de forma más reposada”, asegura Carabal. En este sentido, “la cocina italiana, tan apreciada por los niños, es un buen punto de arranque. Lo ideal es que la adaptación de los menús al lenguaje de pictogramas se convierta en un hecho generalizado. Además, se ha de tener en consideración otros aspectos, como la mejora en la accesibilidad y la movilidad en el interior de los comedores”, advierte Carabaño.
Para Andrea Tumbarello, todo un referente de la gastronomía italiana, y que ha sido designado en varias ocasiones como el mejor cocinero italiano afincado en España, reconoce que “es un honor que Don Giovanni sea pionero a la hora de mejorar su atención a colectivos vulnerables. Adoro a los niños, en su diversidad.”
La idea surgió tras conocer que muchas familias estaban pidiendo algo así. “Tras leer Risas al punto de sal, de Raquel Sastre, madre de una niña con una forma especial de TEA (el síndrome de PhelanMcDermid), nos pusimos manos a la obra”, explican Carabaño y Carabal, quienes reconocen que “con Andrea todo son facilidades. Llevamos años colaborando juntos, tratando de conseguir que los niños coman de una manera más saludable. Y ahora, también, intentando que sean más felices”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar