Reumatología
Artrosis: tres años de espera para ser diagnosticado
La presión asistencial del SNS dificulta el seguimiento de la enfermedad
«Hay días en los que no salgo de casa»; «Necesito ayuda para todo»; «No puedo dormir por la noche». Son afirmaciones de pacientes con artrosis de la Fundación OAFI. Y es que la tarea más habitual puede convertirse en un gran obstáculo que afrontar debido a las limitaciones que produce esta enfermedad reumática articular que padecen 500 millones de personas en el mundo. De hecho, la artrosis es la causa más común de dolor crónico y supone un enorme y creciente problema sanitario. «Es un tsunami que ya afecta a más de siete millones de personas en España y que debemos frenar», explica el Dr. Josep Vergés, presidente y CEO de la Fundación OAFI, durante la inauguración del 5º Congreso Internacional de Pacientes con Artrosis, celebrado en Barcelona.
Esta enfermedad ya supone un coste de más de 4.800 millones de euros al país. Pero el problema de la artrosis no termina aquí: los pacientes se enfrentan de media a un retraso en el diagnóstico de tres años, según el estudio sobre la «Calidad de Vida de los Pacientes con Artrosis» (Cavipa) que expuso el Dr. Manel Santiñà, ex presidente de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA). Un retraso en el diagnóstico que hace que los pacientes tengan una peor percepción de su salud y peor valoración del tratamiento farmacológico. Además, esta demora supone, a su vez, un mayor coste de la enfermedad, que se va agravando con el tiempo, porque «la presión asistencial del sistema sanitario y la falta de tiempo dificultan el seguimiento de la enfermedad y, por tanto, facilitar su mejora», recordó el doctor Santiñà.
El 60% de estos pacientes sufre limitaciones en su vida diaria y el 33% ha tenido que coger alguna vez una baja laboral por el impedimento que les supone la artrosis en las actividades más cotidianas. Y es que esta enfermedad produce dolor y afecta directamente a la movilidad y autonomía de la persona que la sufre con el desgaste psicológico que esto supone. Además, un 95% de los afectados padece comorbilidades asociadas como la depresión, la ansiedad, el insomnio y enfermedades cardiovasculares. En el caso del insomnio, lo sufren entre un 30 y un 40% de los pacientes.
Durante el Congreso, también se presentó la primera encuesta hecha en España por y para los pacientes: Odpar, un estudio realizado por OAFI y la Asociación Española con la Osteoporosis y la Artrosis (Aecosar). En ella se concluye que los pacientes cumplen con el tratamiento y siguen los consejos higiénico-dietéticos. Pero consideran que la información sobre la enfermedad y las diferentes opciones terapéuticas es «escasa», hasta el punto de que «se sienten abandonados e incomprendidos». De hecho, la mayoría pide más información y atención sobre la artrosis. Ahora bien, no todo es negativo. De hecho, en los casos de hospitalización y cirugía por fracturas, los pacientes con artrosis valoran de forma satisfactoria la asistencia y atención hospitalaria recibidas.
Estos datos, así como las percepciones de los pacientes, reflejan la gravedad de una enfermedad que, tal y como denuncian desde la Fundación OAFI, se sigue infravalorando.
El condroitín sulfato reduce los infartos
Las Sysadoas (condroitín sulfato y sulfato de glucosamina, entre otros) son fármacos para el tratamiento sintomático de la artrosis que estuvieron a punto de dejar de estar financiados por Sanidad si no hubiera sido por el recurso presentado por OAFI. Pues bien, ahora un nuevo estudio de Francisco de Abajo, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá de Henares, concluye que el uso de condroitín sulfato, especialmente en los pacientes que sufren de artrosis y comorbilidades cardiovasculares de riesgo moderado y severo, reduce en un 40% aproximadamente la probabilidad de sufrir un infarto agudo de miocardio. Además, disminuye entre un 30 y 40% el riesgo de ictus isquémico.
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