Secuelas
La alteración de la microbiota intestinal provoca covid persistente
►Los pacientes con secuelas a largo plazo tienen una flora digestiva más pobre y propensa a la inflamación
La covid persistente es una de las huellas más preocupantes que deja tras de sí la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 y que afecta al menos al 15% de los contagiados. Sin embargo, la razón de su origen se desconoce. Las pistas que se barajan son diversas y esta semana se ha reafirmado una hipótesis que cada vez cobra más fuerza: la composición del microbioma intestinal puede estar detrás del riesgo aumentado de desarrollar covid prolongado muchos meses después de la infección inicial. Así se desprende de una investigación publicada en la revista científica «Gut» de «The British Medical Journal» y realizada por médicos del Departamento de Medicina de la Universidad de Hong Kong (China). De esta manera, los investigadores sugieren que el perfil del microbioma podría ayudar a identificar a las personas más susceptibles de desarrollar esta enfermedad y, por tanto, evitar esta dolencia o tratarla lo antes posible.
«Este nuevo estudio resulta interesante porque cada vez existen más pruebas que implican al microbioma intestinal, es decir, esos billones de bacterias, hongos y otros microbios que habitan en el tracto digestivo, con la gravedad de la Covid-19 o con sus posibles secuelas a largo plazo, tal y como sucede con la denominada covid persistente. Se ha comprobado que si la microbiota tiene menos diversidad, resulta más frecuente que la respuesta inmune sea peor y que aparezca con más probabilidad esa secuela a largo plazo. Y esto no resulta descabellado, dado que el intestino desempeña un papel clave en la inmunidad del organismo, por lo que si ésta es deficiente, podría afectar también al proceso de recuperación o alargar sus síntomas en el tiempo», asegura el doctor Francisco Guarner, director de la Unidad de Investigación del Sistema Digestivo en el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona y ex presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP).
En concreto, esta nueva investigación apunta que en el 70% de los pacientes con Covid-19 cuyas muestras de heces se analizaron a los seis meses existían síntomas propios de la covid persistente, a pesar de que muchos de ellos pasaron la enfermedad de forma leve. Sin embargo, en su mayoría, el estudio de su microbioma intestinal resultó revelador, pues tenían un microbioma menos diverso y abundante que otros enfermos que habían pasado la infección pero sin desarrollar secuelas a largo plazo. «A los seis meses, los afectados con covid prolongado tenían un número significativamente menor de F. prausnitzii y Blautia obeum consideradas bacterias ‘’amigables”, y una mayor abundancia de Ruminococcus gnavus y Bacteroides vulgatus, consideradas perjudiciales, en comparación con quienes no desarrollaron la covid persistente», detallan los investigadores.
La importancia de la microbiota en el abordaje de la covid persistente es una puerta que todavía no se ha explorado en la práctica clínica, pero las evidencias comienzan a ser rotundas. «Un estudio previo confirmó que el microbioma oral de las personas con covid prolongado presenta una cantidad significativamente mayor de bacterias que promueven la inflamación, lo que podría vincularse a esta enfermedad. Y otras investigaciones hablan de una persistencia del SARS-CoV-2 en el íleon de forma asintomática que conduce a un déficit funcional de la vitamina B12, lo que a su vez puede simular los síntomas de la covid persistente», asegura Sari Arponen, experta en microbiota. En este sentido, el doctor Guarner insiste en que «es fácil pensar que la persistencia de la enfermedad se deba a que el SARS-CoV-2 no se elimina bien del intestino, porque en esta zona tiene muchos receptores en los que engancharse, por lo que pueden quedar reservorios del virus que provocan ciertos síntomas duraderos».
¿Cómo tener una buena microbiota?
La clave para tener una microbiota intestinal saludable reside en su diversidad y eso se logra con una alimentación variada. «No basta solo con comer frutas y verduras, sino que esta ingesta debe ser heterogénea, porque eso es lo que determinará la riqueza del microbioma. Además, hay que añadir legumbres y alimentos fermentados, como lácteos o kéfir. Y evitar siempre que sea posible los antibióticos», aconseja el doctor Guarner. Y, por supuesto, «eliminar del menú los ultraprocesados, pues sus aditivos resultan muy perjudiciales, además de descartar que haya una enfermedad periodontal que pueda trasladar bacterias dañinas al intestino», añade Arponen.
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