Día Mundial del Colangiocarcinoma
Diseñan las líneas maestras para mejorar la detección precoz del llamado cáncer silencioso
Los análisis de biomarcadores tumorales en sangre no son suficiente para diagnosticar a tiempo el cáncer de las vías biliares, se necesita biopsia o citología. Además, la eliminación quirúrgica del tumor en el conducto biliar sigue siendo la única terapia potencialmente curativa. Ahora bien, la quimioterapia aumenta la esperanza de vida de los pacientes, concluye un estudio
Entre los tipos de cáncer que afectan al hígado, así como a cualquier conducto biliar que transporta la bilis desde este órgano hasta el intestino delgado, está el colangiocarcinoma (CCA), una neoplasia rara y agresiva que suele tener muy mal pronóstico. Crece de forma silenciosa y se suele detectar en una etapa avanzada de la enfermedad; es decir, cuando ya es demasiado tarde para extirparlo.
Para mejorar la detección precoz y el diagnóstico del cáncer de las vías biliares, investigadores del Ciber de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (Ciberehd) han coordinado el estudio multicéntrico internacional más grande y completo realizado hasta la fecha y que ha sido publicado esta tarde en “Journal of Hepatology”.
Se trata de una especie de “mapa” de la enfermedad realizado a partir del estudio de más de 2.200 pacientes de 26 hospitales de 11 países europeos que fueron diagnosticados de colangiocarcinoma entre 2010 y 2019.
En el momento de su diagnóstico, el 42,2% tenía enfermedad local, el 29,4% localmente avanzada y el 28,4% presentaba metástasis.
Con estos datos, se compararon las características generales y específicas del tipo de tumor en el momento del diagnóstico, los factores de riesgo, la precisión de los biomarcadores actuales, así como las similitudes y diferencias entre los tres subtipos de cáncer de las vías biliares según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud por su origen anatómico (intrahepático, perihiliar o distal) y el tratamiento.
Los resultados sugieren que la ubicación del tumor a lo largo del sistema biliar se asocia con diferentes factores de riesgo. Y, para mejorar en el diagnóstico de este cáncer, se necesita realizar una biopsia o citología, ya que los análisis de biomarcadores tumorales en sangre muestran baja sensibilidad en etapas tempranas de la enfermedad.
“La resección quirúrgica sigue siendo la única terapia potencialmente curativa, aunque escaso efecto terapéutico cuando el cáncer se encuentra diseminado en los ganglios linfáticos”, explica Luis Bujanda, jefe del grupo del Ciberhehd en el Instituto Biodonostia, que añade que han detectado “que la quimioterapia aumenta la esperanza de vida de los pacientes, y que el deterioro del estado funcional del paciente, la presencia de metástasis y el aumento de los niveles del marcador CA19-9 afectaron al resultado de forma independiente”.
Asimismo, un análisis comparativo de los factores de riesgo de las tres ubicaciones diferentes de los tumores reveló factores de riesgo potenciales relacionados con el estilo de vida, como el exceso de alcohol, el tabaquismo, sobrepeso y diabetes, muy prevalentes en Europa y que podrían predisponer a las personas en riesgo a desarrollar colangiocarcinoma.
“El CCA es un cáncer raro, pero su incidencia está aumentando en todo el mundo por lo que debemos dejar de tratarlo como una enfermedad huérfana. Aunque supone un gran desafío, faltan estudios paneuropeos multidisciplinarios coordinados, por lo que decidimos desarrollar el registro de la Red Europea para el Estudio del Colangiocarcinoma (ENSCCA), creado en 2015, para recopilar información vital”, afirma el coordinador del estudio Jesús Bañales.
“Los resultados de la investigación muestran que el CCA se diagnostica principalmente en una etapa avanzada, una proporción significativa de pacientes no recibe ninguna terapia específica para el cáncer y el pronóstico es malo, con opciones terapéuticas limitadas”, añade.
En definitiva, se necesitan con urgencia campañas de concienciación y programas educativos dirigidos a prevenir los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida y nuevas técnicas para la detección temprana del CCA en poblaciones de alto riesgo para disminuir la mortalidad relacionada con el cáncer.
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