Sanidad pública
La primaria necesita un plan de choque y no remiendos
El deterioro viene de largo y la pandemia lo ha acelerado hasta hacer estallar del todo sus costuras
El Ministerio de Sanidad debería estimular la elaboración de un verdadero y urgente plan de choque para poner fin a la crisis galopante que atraviesa la atención primaria en España. A la hora de acometer esta hercúlea tarea, que no consiste en poner parches (como se limita a hacer la estrategia que ha diseñado), sería deseable que recabara incluso el apoyo de una comisión de verdaderos expertos –no solo de afines– o de alguno de los órganos del Consejo Interterritorial, porque está en juego el futuro en todo el país de la que era llamada «puerta de entrada al sistema». Ahí es nada.
El deterioro viene de largo y la pandemia lo ha acelerado hasta hacer estallar del todo sus costuras. ¿Qué ha pasado para que acontezca esto? Ha sido una tormenta perfecta en la que han pesado varios factores. El primero, y fundamental, es que el propio régimen funcionarial en el que fue envuelto el modelo ha terminado volviéndose en su contra, con el resultado de que es ese propio modelo el que desincentiva el esfuerzo de los sanitarios que ejercen en él y se muestra indolente con los que menos sacrificios realizan. Este régimen lastra a toda la Sanidad pública, pero es más acusado en primaria, en donde, además, la burocracia sepulta el ejercicio de los médicos, enfermeras y el resto de los trabajadores de los centros de salud. También pesa en este fracaso, y mucho, la falta de presupuesto, lo que obliga a atender cupos crecientes de pacientes en cada vez menos tiempo. Se trata de una deshumanización en toda regla que explica en parte el rechazo de los MIR a especializarse en medicina de familia. Y adolece de falta de resolución. Problemas menores que podían atenderse en primaria son vistos en los hospitales porque todo está volcado sobre ellos. Hace falta una revolución, ya.
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