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Opinión

Menos solomillo y más gusanos

Vendrán más insectos, junto a la recomendación de no ingerir carne, porque contamina, y sustituirla por carne artificial, que es muy buena

Platillo de gusanos típico de México Mario Guzm·nEFE

La concienciación sobre las cualidades de los insectos ha comenzado, y nos los van a meter por la boca y por los ojos como snacks, aperitivos y en los restaurantes. He comido gusanos e México y hormigas culonas en Sudáfrica. No me gustaron. Aquí ya es legal, gracias a la señora Von der Layen, vender para el consumo gusanos de harinas, larvas de escarabajo, grillos domésticos, leche de cucaracha y el escarabajo del estiércol.

Vendrán más, junto a la recomendación de no ingerir carne, porque contamina, y sustituirla por carne artificial, que es muy buena. Vale, pero no perdamos de vista lo que dicen los veterinarios de León: comer insectos conlleva riesgos para la salud. Hay que investigar, pues contienen sustancias antinutritivas que activan los procesos inflamatorios como la quitina y agentes quelantes como los oxalatos, que reducen la absorción de minerales y vitaminas, como las saponinas y la tiaminasa. Los insectos criptotóxicos (algunos escarabajos), generan hormonas esteroideas, y pueden provocar retrasos en el crecimiento, infertilidad, masculinización en las mujeres, edema, ictericia y cáncer hepático.

Los glucósidos cianogénicos y el tolueno afectan al cerebro, encontrándose en los cerambícidos y los necrotóxicos de algunas hormigas. No me gusta comer hormigas.