Dieta

Así ayuda la dieta mediterránea frente a la preeclampsia

Un reciente estudio confirma que la variedad del menú reduce el riesgo de complicaciones graves durante la gestación

Comida mediterránea en el embarazo
Comida mediterránea en el embarazoDreamstimeDreamstime

Llevar una alimentación sana y variada siempre resulta necesario, pero más aún cuando se trata de etapas tan decisivas como la gestación. La evidencia científica así lo confirma desde hace tiempo, pero ahora existe una nueva razón para avalar esta saludable práctica, ya que un nuevo estudio que evalúa la dieta mediterránea y los resultados adversos del embarazo ha descubierto que las mujeres que concebían mientras seguían un menú antiinflamatorio tienen un riesgo significativamente menor de desarrollar preeclampsia durante el embarazo.

En concreto, investigadores del Smidt Heart Institute, del Cedars-Sinai, en Estados Unidos, confirman en la revista científica «JAMA Network Open» que la dieta mediterránea no solo reduce un 28% el riesgo de preeclampsia, sino que también aminora la probabilidad de desarrollar otras complicaciones durante la gestación, como diabetes, hipertensión, parto prematuro, pequeño tamaño del bebé y muerte fetal. «Es importante destacar que esta conexión entre la dieta mediterránea y un menor riesgo de resultados adversos del embarazo se observó en una población geográfica, racial y étnicamente diversa», asegura Natalie Bello, autora principal de la investigación.

Este nuevo hallazgo resulta de gran valor, ya que «hasta la fecha es el estudio más amplio realizado en ese sentido», asegura Juan Manuel Guardia Baena, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

La razón para que este patrón de alimentación resulte tan beneficioso durante la gestación reside en que «la dieta mediterránea favorece una alimentación equilibrada y variada, donde se prioriza el consumo de productos frescos como verduras, hortalizas y fruta; fuentes proteicas procedentes del pescado, legumbres o carnes blancas; cereales integrales, fuentes de lípidos ricas en ácidos grasos monoinsaturados y bajas en grasas saturadas, evitando el consumo de ultraprocesados y de productos de alta densidad calórica con grasas de un perfil no saludable», aclara Guardia Baena, quien hace hincapié en que «todo ello se ha relacionado on un descenso de la adiposidad, con un perfil glucémico favorable, menor presión arterial tanto sistólica como diastólica, disminución de la inflamación, así como de la resistencia insulínica, además de una mejor función endotelial».

En este sentido, «la adherencia a una dieta mediterránea se asocia con menores factores de riesgo cardiovascular y metabólicos, lo cual implica menor aparición de estas patologías. El patrón de este tipo de dieta se asocia con vías antiangiogénicas, antiinflamatorias e inmunomoduladoras», detalla Mónica Pérez, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.

Y no solo eso, ya que, tal y como insiste Pérez, «también es importante recordar que una dieta saludable ayuda a mantener un peso adecuado, imprescindible en la prevención, y que la práctica de actividad física antes, durante y después del embarazo, adaptándola a las circunstancias y condiciones de cada mujer, también resulta clave».

¿Qué comer en el embarazo?

Teniendo en cuenta que el riesgo de preeclampsia y otras complicaciones durante el embarazo es mayor a partir de los 35 años y que la edad en la que las mujeres tienen su primer hijo ha aumentado, aumentar la alimentación saludable y llevar un control del peso resultan esenciales. «Hay que priorizar la ingesta de alimentos de origen vegetal como legumbres, verduras, fruta, frutos secos y semillas y cereales integrales, y que la grasa aportada sea monoinsaturada, como la presente en el aceite de oliva», aconseja Pérez.