Entrevista

Andrés Martín Asuero: «El estrés no es el enemigo, es la alarma que nos impulsa a encontrar un rumbo más auténtico»

"Vivir con más conciencia y presencia y no en «piloto automático» mejora el bienestar", incide el doctor en Psicología y fundador del Instituto esMindfulness

Andrés Martín Asuero
Andrés Martín Asuero Pau Fernández.

En su libro «Bendito Estrés» (Plataforma Editorial), Andrés Martín defiende que el estrés no debe verse como un enemigo, sino como una señal que nos ayuda a adaptarnos y crecer. Formado en mindfulness en la Universidad de Massachusetts, combina ciencia y práctica meditativa para ofrecer herramientas útiles frente al ritmo de vida actual.

Usted empezó su carrera como biólogo y directivo en una multinacional. ¿Cómo llega al mindfulness?

Durante años tuve una trayectoria laboral aparentemente exitosa: ocupaba un buen puesto y, desde fuera, todo parecía funcionar. Sin embargo, por dentro no era así. Tras una crisis profunda, decidí replantearme la vida. Con la indemnización que recibí, viajé a la India, donde practiqué meditación, aprendí de maestros locales y acompañé a enfermos terminales. Esa experiencia fue un punto de inflexión. Más tarde me trasladé a EE UU para formarme con Jon Kabat-Zinn, pionero en la reducción del estrés basada en mindfulness. Allí comprendí que no era solo una técnica, sino un cambio de enfoque vital. Al regresar, traje el mindfulness a España, me doctoré en Psicología y fundé el Instituto esMindfulness.

¿Por qué habla de «bendito estrés»?

Porque no es el enemigo. Es una alarma que avisa de que algo no funciona. Es un mecanismo que nos ayuda a sobrevivir, pero también puede convertirse en un motor de transformación. Cuando aprendes a escucharlo, puede impulsarte a reinventarte y a encontrar un rumbo más auténtico. Por eso lo llamo «bendito»: porque, lejos de destruirnos, puede ser un catalizador de crecimiento personal.

Usted vincula el estrés a la crisis de la mediana edad.

Sí, porque es una etapa en la que aumenta la tensión y, paradójicamente, disminuye la sensación de felicidad. Es el momento en que descubres que la vida no era como habías imaginado: algunos sueños no se cumplirán, y eso puede ser duro. Pero esa toma de conciencia también abre una ventana. La crisis de la mediana edad es un terreno fértil para revisar prioridades y dar un nuevo rumbo a la segunda mitad de la vida.

¿Qué es exactamente el mindfulness?

Es la capacidad de estar plenamente presente en lo que hacemos, con atención y sin juicios. Es una actitud que se entrena. Se cultiva mediante la respiración consciente, la atención al cuerpo o la meditación, pero lo esencial es llevarlo a la vida cotidiana: al comer, hablar, trabajar o relacionarnos. No es algo religioso ni esotérico, sino un entrenamiento mental con respaldo científico que ayuda a vivir con más claridad, calma y sentido.

¿Qué beneficios tiene?

La investigación muestra resultados consistentes. En programas de ocho semanas se observa una reducción del 30% en el malestar psicológico, cifras comparables a las de una psicoterapia o ciertos tratamientos farmacológicos. Un estudio en Estados Unidos reveló que la disminución de la ansiedad con mindfulness fue similar a la lograda con ansiolíticos, pero sin efectos secundarios. Además, se constatan mejoras en la regulación emocional, el sueño, la concentración y la calidad de vida.

¿Qué cambios perciben quienes hacen sus cursos?

Notan una transformación en varios niveles. Desarrollan mayor atención y escucha: están más presentes en su vida y en sus relaciones. Mejoran la regulación emocional, reaccionan menos y responden mejor. En lo práctico, se traduce en más calma, mejor concentración, un sueño más reparador y hasta mejoras en la digestión o en la manera de relacionarse. En definitiva, se pasa de vivir en «piloto automático» a hacerlo con más presencia y conciencia, lo que conduce a un mayor bienestar.

Un consejo sencillo para empezar.

Busca cada día un momento de plena presencia en algo que disfrutes –cocinar, pasear...– y conviértelo en un pequeño ritual. Lo importante es hacerlo con toda tu atención, sin multitarea. Y observa tus pensamientos: no siempre importa lo que nos pasa, sino cómo nos relacionamos con ello. Como suelo decir: deja de preocuparte y pasa a asombrarte.