Diagnóstico precoz

Aprende a reconocer los primeros indicios del cáncer de tiroides

Aunque la mayoría de los tumores de tiroides son benignos, entre el 5 y el 10% de ellos son cancerosos

La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa ubicada al frente del cuello
Cáncer de tiroidesDreamstimeDreamstime

La tiroides es una pequeña glándula con forma de mariposa situada en la cara anterior del cuello, justo debajo de la nuez de Adán. La función de la glándula tiroidea es producir las hormonas que regulan en metabolismo corporal. Este es el motivo por el que los problemas en el funcionamiento de la glándula tiroidea suelen ir acompañados de problemas de peso.

Puede ocurrir que, en algún momento, se produzca un crecimiento anormal de las células tiroideas o que estas no se mueran cuando deberían; que es lo que conocemos como un tumor. Como bien sabrá el lector, los tumores pueden ser benignos (si no se diseminan ni invaden otros tejidos cercanos) o pueden ser malignos (si se da el caso de que se diseminan e invaden otras partes del cuerpo), que es lo que conocemos como cáncer.

En la mayoría de los casos, los tumores en la tiroides son benignos y no debemos preocuparnos demasiado por ellos. Sin embargo, entre el 5 y el 10% de ellos son tumores cancerosos. En general, el pronóstico para el cáncer de tiroides suele ser bastante optimista, sobre todo si se pilla a tiempo.

Signos de alerta que debemos conocer

El indicio más común de la existencia de un tumor es la aparición de un bulto palpable y visible a través de la piel del cuello. Un posible tumor también puede manifestarse con un ensanchamiento generalizado del cuello, cambios en la voz, incluyendo una mayor tendencia a la ronquera, un crecimiento inusitado en los ganglios del cuello, dificultades para tragar, y dolor tanto en el cuello como en la garganta.

Si observas cualquiera de estos cambios en ti o en cualquier persona de tu entorno, es necesario consultar a un profesional de la salud. Tras un examen físico, se nos derivará a un radiólogo para que realice un procedimiento conocido como “ecografía tiroidea”. Una vez obtenidos los resultados y si el médico considera que el bulto en cuestión es sospechoso, solicitará una punción para poder identificar a través de sus características citológicas si efectivamente se trata de un tumor canceroso.

El cáncer anaplásico de tiroides ofrece una tasa de supervivencia a cinco años de sólo el 5%.
El cáncer anaplásico de tiroides ofrece una tasa de supervivencia a cinco años de sólo el 5%.larazon/

Dependiendo del tipo de cáncer y de la etapa en que se encuentre, el equipo médico decidirá cuál es el mejor tratamiento a seguir, que suele pasar -en la mayoría de los casos- por la cirugía. Llegados a este punto, los procedimientos quirúrgicos pueden ser, o bien, una tiroidectomía total, que consiste en la extirpación completa de la tiroides, o una lobectomía, que es la extirpación de sólo un lóbulo.

Aunque también existen algunos tipos de cánceres tiroideos de escaso tamaño en los que es preferible no recurrir a la cirugía y simplemente mantenerlos en observación. Es poco común, pero también es posible que sea necesario continuar con tratamientos complementarios tras la cirugía.

En este caso, el procedimiento más utilizado es el uso de yodo radioactivo. Esta técnica, propia de la medicina nuclear, consiste en la ingesta de yodo radioactivo en forma de cápsulas o jarabe, que será absorbido por la tiroides (el resto de órganos no necesita yodo para funcionar). Así, este compuesto acabará con cualquier célula tiroidea cancerígena que pueda haber quedado después de la cirugía.