Entrevista

Astrid Pérez: «Queremos lograr una vacuna para K. pneumoniae precisa y efectiva»

«Hemos combinado nanotecnología y biología sintética para crear una que no busca evitar la infección grave, sino que la bacteria no llegue a colonizar el intestino», asegura la investigadora del Instituto de Salud Carlos III

Astrid Pérez
Astrid PérezLA CAIXALA RAZÓN

Busca crear un nuevo tipo de vacuna para prevenir infecciones intestinales causadas por Klebsiella pneumoniae, una bacteria dañina y difícil de tratar cada vez es más resistente a los antibióticos. Financiada por el Programa CaixaImpulse, de la Fundación laCaixa, a diferencia de las vacunas tradicionales la investigación se enfoca en impedir que se establezca en el intestino.

¿En qué momento de desarrollo se encuentra?

El proyecto se encuentra en una fase preclínica muy temprana. Hemos diseñado la aproximación para obtener la plataforma vacunal, y hemos entrado en el programa CaixaImpulse en el stage 1, el objetivo en este primer año es demostrar la prueba de concepto. Es decir, queremos responder a la siguiente pregunta: ¿la vacuna que hemos diseñado es capaz de inducir una respuesta inmunitaria capaz de reducir la colonización intestinal en modelos de experimentación en ratones?

La suya no es una vacuna «tradicional». ¿Por qué?

Hoy por hoy no existe ninguna vacuna aprobada frente a K. pneumoniae. Ahora mismo se están explorando distintas estrategias: por ejemplo, la start-up española Vaxdyn trabaja con vacunas basadas en células bacterianas inactivadas, mientras que otras farmacéuticas están apostando por las conjugadas. Nuestra propuesta ha sido diseñar una plataforma nueva que combina nanotecnología y biología sintética para crear una vacuna que no busca tanto evitar la infección grave, sino impedir que la bacteria llegue a colonizar el intestino. Es un enfoque distinto que apunta a reducir la probabilidad de infección al bloquear la colonización y con ello, frenar también la propagación bacteriana.

¿Cómo funcionaría?

El diseño de esta vacuna une dos ideas principales. La primera viene de la biología sintética: usamos pequeños péptidos con alto valor antigénico cuyo diseño hace que se autoensamblen formando estructuras repetitivas parecidas a las que reconoce el sistema inmunitario. La segunda idea viene de la nanotecnología: encapsulamos esos componentes en nanopartículas lipídicas que los protegen, liberan de forma controlada y los llevan a las células que deben activar la respuesta inmune. Al combinar estas dos plataformas pretendemos conseguir una vacuna estable, precisa y efectiva, capaz de generar inmunidad justo donde la bacteria intenta colonizar. El objetivo es el mismo que persigue cualquier vacuna, actuar como señuelo para nuestro cuerpo para enseñarle a defenderse de un patógeno sin que tengamos que enfermarnos. Nuestras defensas aprenden a reconocer al patógeno y guardan esa «memoria». Si en el futuro entramos en contacto con el patógeno real, el cuerpo lo identifica rápidamente y lo elimina antes de que pueda causar daño.

"K. pneumoniae es una bacteria cada vez más resistente y representa un problema de salud global"

¿Cómo surgió la idea?

De una necesidad urgente: ¿cómo podemos hacer frente a la resistencia a los antibióticos sin depender siempre de ellos? K. pneumoniae es una bacteria cada vez más resistente y representa un problema de salud a nivel global. Nos planteamos si sería posible evitar que llegue siquiera a instalarse en el colon, ya que su colonización constituye un factor de riesgo para desarrollar una infección y, además, convierte a la persona portadora en un posible «vector» de transmisión del patógeno. En nuestro laboratorio hemos investigado los mecanismos que utiliza K. pneumoniae para colonizar y descubrimos que existen ciertas proteínas que el patógeno emplea para adherirse a los tejidos, las cuales son clave en su capacidad de colonización. A partir de ello, analizamos de forma predictiva el valor de estas proteínas como posibles antígenos «señuelo» para el sistema inmune, y observamos que, al menos de forma predictiva, podrían funcionar bien como antígenos. De esta manera, surge la idea de usarlas y diseñar una vacuna basada en ellas.

¿Para cuándo está previsto tener resultados?

En esta primera fase de la investigación esperamos tener resultados que nos permitan demostrar la prueba de concepto en el plazo de un año, alineándonos con el periodo de tiempo contemplado en el programa CaixaImpulse.

¿Cuáles serían sus siguientes pasos?

Si superamos con éxito la fase de prueba de concepto, en la que demostramos que la vacuna tiene una base científica sólida, entraremos en la fase de desarrollo preclínico cuyo objetivo es obtener un candidato vacunal viable y seguro. Dentro de esta fase de desarrollo necesitaremos optimizar la formulación de la vacuna, evaluar su seguridad y eficacia que incluyen estudios de toxicidad. Tendremos que diseñar un plan de fabricación que incluya la escalabilidad y el proceso de manufactura, obtener lotes vacunales en condiciones GMP, en definitiva, obtener un paquete de datos robusto para solicitar la autorización de ensayos clínicos en humanos, con toda la evidencia preclínica y regulatoria necesaria.

De obtener resultados positivos, ¿cuándo podrían tenerla?

Si la cosa va bien lo habitual es que se necesiten 10-15 años para llevar un medicamento al mercado. Y muchas veces se requiere más. En el marco del programa CaixaImpulse, si se van cumpliendo los objetivos contaríamos con un apoyo de unos cinco años dividido en tres fases: la dos y tres están destinadas a generar un paquete de datos sólido que permita solicitar la autorización para iniciar los ensayos clínicos en humanos. Si conseguimos superar todos los objetivos con éxito, al final de este programa podríamos estar en condiciones de dar el salto a la fase clínica. A partir de ahí, las fases de ensayo en humanos y los procesos regulatorios suelen requerir un tiempo considerable.