
Pacientes
Osteopenia, cuando los huesos se debilitan en silencio
OAFI impulsa un acuerdo para mejorar su abordaje, ya que se descuidan las etapas previas a la osteoporosis

La longevidad y una población envejecida explican en gran medida el aumento de fracturas por fragilidad. Así, en 2019, se registraron 285.000 fracturas por fragilidad en España, lo que representa 782 diarias, y se estima que en 2030 se registrarán unas 420.000 al año. Estos datos plantean un importante reto en el que la prevención resulta, más que nunca, crucial.
En este sentido, prevenir fracturas pasa por actuar antes de que se diagnostique la osteoporosis. Desafortunadamente, esta enfermedad y la osteopenia, la afección previa, a menudo pasan desapercibidas hasta que se produce una fractura, lo que puede provocar daños permanentes.
Para mejorar el manejo de la osteopenia, claramente infradiagnosticada, la Fundación Internacional de Osteoartritis (OAFI), que acaba de celebrar el 9º Congreso Internacional de Pacientes #OAFICongress25, creó, en colaboración con la Asociación Española de Osteoporosis y Artrosis, un grupo de trabajo multidisciplinar, compuesto por 45 expertos, entre ellos médicos, enfermeros, farmacéuticos, pacientes y gestores de 20 organizaciones científicas relacionadas con esta patología para llegar a un «Consenso multidisciplinar sobre el tratamiento de pacientes con osteopenia y riesgo de fractura en España».
Con el aval científico de la Sociedad Española de Calidad Sanitaria y utilizando el método Delphi, se logró un consenso claro en el 75% de ellas.
El estudio, publicado en «BMC Musculoskeletal Disorders», concluye que «el manejo clínico actual se centra excesivamente en el diagnóstico de la osteoporosis, descuidando las etapas previas de baja densidad mineral ósea, como la osteopenia, la calidad ósea y la estructura del tejido óseo».
Además, los expertos concluyeron que «existe un seguimiento limitado de factores de riesgo como las fracturas previas, a pesar de sus graves consecuencias».
Del ejercicio a la seguridad
Y no solo. El documento recuerda que el riesgo de osteopenia y osteoporosis se asocia con numerosos factores, incluyendo edad, género, menopausia temprana (natural o inducida), bajo índice de masa corporal (19), estilo de vida sedentario, ingesta inadecuada de calcio, deficiencia de vitamina D, tabaquismo y consumo excesivo de alcohol.
Ciertas condiciones médicas, como cáncer, artritis, diabetes e hipertiroidismo, así como el uso a largo plazo de tratamientos como glucocorticoides e inhibidores de la aromatasa, comúnmente utilizados en posmenopáusicas con cáncer de mama con receptores hormonales positivos, aumentan el riesgo de osteopenia y osteoporosis. Es por ello que se propone un conjunto de recomendaciones generales relacionadas con el diagnóstico y el tratamiento para mejorar el manejo de los pacientes con esta afección.
Así, en el caso de la prevención, los expertos destacan la importancia de modificar el estilo de vida de las personas con osteopenia, incluyendo una nutrición adecuada, actividad física regular con ejercicios para mejorar el equilibrio, la coordinación y la fuerza, el control del peso, la cesación tabáquica y la reducción del consumo de alcohol. Es decir, fomentar hábitos de vida saludables.
El documento también recoge que las estrategias de prevención de caídas deben personalizarse al entorno vital de cada paciente. En este sentido, programas como «OAFI Space» evalúan los entornos residenciales en cuanto a seguridad y accesibilidad, identificando posibles peligros con el fin de reducir significativamente el riesgo de caídas mediante la instalación de barras de apoyo, mejorando la iluminación y eliminando los peligros de tropiezo, con lo que se logran reducciones de caídas del 21 al 39%.
Otro punto clave de este consenso es tener en cuenta las comorbilidades y los tratamientos concomitantes. Así, en estudio refleja la importancia de fomentar un enfoque centrado en el paciente, porque «casi el 60% de las personas mayores de 65 años en España tienen cuatro o más enfermedades crónicas».
Este enfoque, tal y como recoge el documento, debe tener en cuenta las comorbilidades, como las enfermedades oncológicas, cardiovasculares y renales, y los tratamientos actuales y pasados.
También debe considerar la polimedicación, bastante común en estos pacientes, que aumenta el riesgo de efectos secundarios de la medicación y las caídas. Así, según un estudio realizado en España que contó con la participación de 2.461 personas mayores de 65 años, el 47,4% tomaba más de seis medicamentos, con tasas de prescripción significativamente más altas entre las mujeres, lo que destaca, la importancia de una supervisión farmacológica cuidadosa en esta población.
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