Virales
Una mujer irlandesa compra una casa y lo que encontró en el interior de las paredes casi la mata
La joven desarrolló una infección ocular severa tras meses de convivencia con niveles de moho que duplicaban los límites de seguridad, según el informe que encargó cuando descubrió que sus síntomas desaparecían cada vez que viajaba
Sara, una irlandesa de 28 años residente en Dublín, compró lo que creía ser su primera vivienda ideal y terminó ingresada en un hospital con picor intenso, hinchazón y enrojecimiento en los ojos que ningún dermatólogo ni alergólogo lograban explicarle. Tras doce meses viviendo en la casa y trabajando desde la misma en remoto, la situación se agravó hasta el punto de que decidió documentar su caso en redes sociales, donde seguidores le advirtieron que revisara la presencia de moho.
La joven contrató una empresa especializada y los resultados fueron aterradores: el índice HERTSMI-2 arrojó un valor de 34 cuando el máximo seguro es 15, lo que convierte la vivienda en inhabitable por salubridad. El moho predominante fue el Penicillium Chrysogenum, capaz de provocar desde estornudos y congestión hasta neumonía e infecciones oculares y auditivas tras exposiciones prolongadas.
Sara denuncia que la inmobiliaria y los anteriores propietarios conocían el problema y no lo comunicaron durante la venta, y ahora busca vías legales mientras comparte su historia para alertar a futuros compradores.
¿Y ahora qué?
Mientras tanto, la joven ha tenido que abandonar temporalmente la vivienda y mudarse a un apartamento de alquiler, donde sus síntomas han comenzado a desaparecer progresivamente. Sara asegura que no solo ha perdido su salud y su patrimonio, sino también la confianza en el sistema: “Compré una casa para construir mi futuro y me encontré con una trampa invisible que casi me deja ciega”. Su caso ha despertado la atención de asociaciones de consumidores que estudian impulsar una campaña para obligar a incluir pruebas de moho en los informes de evaluación previa a la compraventa, una medida que, de momento, no es obligatoria en Irlanda.