
Higiene femenina
Ni todas las semanas ni una vez la mes: cada cuánto tiempo deberían afeitarse el vello de la cara las mujeres
El ritmo perfecto para conservar la suavidad y el bienestar de la piel

Cada vez más mujeres recurren a afeitarse el rostro para mejorar la textura de la piel, facilitar la aplicación del maquillaje o simplemente cuidar su apariencia cotidiana. Sin embargo, es importante saber la frecuencia ideal para hacerlo sin irritar la piel ni alterar el crecimiento del vello.
El afeitado femenino y la falsa idea del vello "más grueso"
Durante años se ha rumoreado que afeitarse hacía que el vello creciera más fuerte y oscuro. En realidad, lo único que cambia es la forma en que el pelo vuelve a sobresalir.
Al cortarse en línea recta, la punta aparece más visible, lo que genera una sensación de grosor que desaparece con el crecimiento.
Lejos de perjudicar, el afeitado puede aportar beneficios como la eliminación de células muertas, deja la piel más suave y ayuda a que los productos cosméticos penetren mejor, siempre que se realice con una técnica adecuada.
La frecuencia depende del tipo de piel y del crecimiento del vello
Establecer un ritmo universal es imposible porque cada mujer tiene su propio patrón de crecimiento y una sensibilidad cutánea diferente.
En pieles muy delicadas o reactivas, lo más adecuado es espaciar más los afeitados para evitar irritaciones constantes, por lo que un intervalo de diez a quince días suele ser razonable.
Cuando el vello es fino o el crecimiento es lento, muchas mujeres encuentran suficiente afeitarse cada dos o incluso tres semanas. En cambio, quienes presentan un vello más visible o un crecimiento rápido pueden sentirse más cómodas manteniendo una rutina semanal.

Las señales que marca la piel
Más allá de cualquier recomendación, es la piel quien indica si estamos recortando con demasiada frecuencia. La presencia de enrojecimiento, picor, resequedad o microcortes es una clara advertencia de que conviene aumentar el tiempo entre afeitados.
Cuando la piel se muestra calmada, hidratada y sin sensibilidad excesiva, es señal de que el intervalo elegido es el adecuado. Observar estas reacciones es esencial para ajustar la rutina con precisión.
La técnica es tan importante como la frecuencia
Afeitarse correctamente es igual de relevante que decidir cada cuánto hacerlo. El rostro debe estar limpio, bien hidratado y, preferiblemente, preparado con un producto que permita que la cuchilla se deslice sin fricción.
La herramienta, diseñada específicamente para la cara, debe estar afilada y en buen estado para evitar tirones o irritaciones. Los movimientos han de ser suaves y en una única dirección, sin insistir varias veces en la misma zona.
Una vez terminado, aplicar un producto calmante ayuda a restaurar la barrera cutánea y a minimizar cualquier molestia.
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