
Alimentación
Demuestran que esta dieta reduce los ataques al corazón y ayuda a vivir más tiempo
Científicos chinos relacionan el consumo de ciertos alimentos y bebidas saludables con un menor riesgo de muerte prematura en personas con enfermedades cardiometabólicas

Las enfermedades cardiometabólicas continúan siendo un desafío significativo para la salud pública en España. Este conjunto de patologías metabólicas y cardiovasculares como la hipertensión, la diabetes tipo 2, el ataque al corazón o la hipercolesterolemia está en auge y su prevalencia va en aumento.
De hecho, en el primer semestre de 2024, las patologías del sistema circulatorio se situaron como la principal causa de muerte en España, representando conjuntamente más de la mitad de los fallecimientos registrados en ese periodo, según el INE.
Ahora, un nuevo estudio señala que las personas con enfermedades como obesidad, diabetes o patologías cardiovasculares podrían aumentar su esperanza de vida si optan por una dieta basada en plantas y baja en productos de origen animal.
Los alimentos que investigaron no solo redujeron la probabilidad de morir por todas las causas, sino también por causas concretas como las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
Si bien estudios anteriores han evaluado los beneficios de las dietas basadas en plantas en la población general, este trabajo es el primero en centrarse en sus beneficios en personas con trastornos cardiometabólicos, cuya incidencia aumenta en todo el mundo y conlleva un mayor riesgo de muerte prematura.
La investigación, liderada por científicos chinos, se presentó ayer en la Reunión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología (ACC).
Papel clave de la alimentación en la salud cardiometabólica
Los trastornos cardiometabólicos están influenciados por factores genéticos, ambientales y de estilo de vida, y afectan tanto al sistema cardiovascular como al metabolismo de los alimentos en el organismo. Si bien existen tratamientos farmacológicos, la dieta y el estilo de vida desempeñan un papel fundamental en la prevención de complicaciones graves como el infarto o el cáncer.
Para analizar los efectos de la alimentación en estos trastornos, los investigadores estudiaron datos de cerca de 78.000 personas con enfermedades cardiometabólicas en Reino Unido, Estados Unidos y China. Los participantes fueron evaluados según su consumo de alimentos saludables de origen vegetal (verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, té y café) y alimentos no saludables de origen vegetal (cereales refinados, patatas y bebidas azucaradas), así como productos de origen animal.
Los resultados mostraron que una mayor adherencia a una dieta basada en plantas saludable se asociaba con un riesgo de mortalidad entre un 17% y un 24% menor, mientras que el consumo de alimentos vegetales poco saludables y productos animales aumentaba el riesgo de muerte entre un 28% y un 36%.
«En nuestro estudio, entre las poblaciones con trastornos cardiometabólicos, una mayor adherencia a una dieta basada en plantas saludable se asoció significativamente con un menor riesgo de mortalidad total, cardiovascular y por cáncer», asegura Zhangling Chen, investigador de la Universidad Central del Sur en China y autor principal del estudio.
Bebidas saludables y longevidad
En un estudio complementario, los investigadores analizaron el impacto de las bebidas en la salud y concluyeron que el consumo habitual de té, café y leche baja en grasa se relaciona con una menor mortalidad, mientras que el alcohol, la leche entera, los zumos azucarados y las bebidas con edulcorantes artificiales se asocian con un mayor riesgo de muerte prematura.
«Estos hallazgos pueden ayudar a las personas con trastornos cardiometabólicos a tomar decisiones más saludables», señala Chen. «Es fundamental desarrollar estrategias accesibles y eficaces para mejorar la salud de esta población».
Pese a los resultados alentadores, los investigadores advierten de que los datos dietéticos fueron autoinformados y no se evaluaron cambios a lo largo del tiempo. Además, factores como la cultura, el género o el nivel socioeconómico podrían influir en los efectos observados, por lo que futuras investigaciones en poblaciones más diversas ayudarán a confirmar estos hallazgos.
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