Salud

Dormir mal envejece el cerebro: un estudio revela cuántos años nos suma la falta de sueño

La falta de sueño envejece el cerebro hasta un año más rápido y aumenta la inflamación, según una investigación publicada por el prestigioso Instituto Karolinska de Suecia

Recreación de un cerebro
Recreación de un cerebroFreepik

Un estudio reciente del Instituto Karolinska de Suecia ha confirmado algo que muchos ya intuíamos: dormir mal acelera el envejecimiento del cerebro. Para descubrir cuántos años más nos suma este mal hábito, los investigadores analizaron los hábitos de sueño y los escáneres cerebrales de más de 27.000 adultos del Reino Unido, con una edad promedio de 55 años.

A cada participante se le calculó una "edad cerebral" a partir de imágenes de resonancia magnética, que luego se comparó con su edad cronológica y la calidad de su descanso nocturno. El trabajo, publicado en la revista eBioMedicine, descubrió que quienes descansan peor tienen edades cerebrales superiores a la edad real y que esto puede tener consecuencias importantes para la salud cognitiva.

Efectos de dormir mal para la salud cerebral

Los resultados no dejaron lugar a dudas: las personas con peor calidad de sueño presentaban cerebros más envejecidos. En promedio, existía una diferencia de un año entre la edad cerebral y la edad real. Además, los científicos observaron que por cada punto que disminuía la calidad del sueño, el cerebro envejecía más rápido.

El hallazgo resultó aún más interesante al descubrir que el efecto era más pronunciado en los hombres que en las mujeres. Los autores del estudio lo calificaron como un resultado "sorprendente", y sugirieron que las diferencias podrían deberse a factores tales como los hábitos de vida, el uso de fármacos o la forma en que ambos sexos perciben y reportan sus problemas de sueño.

La inflamación, un factor clave

Otro hallazgo muy relevante del estudio fue la relación entre el sueño deficiente y la inflamación del organismo. Los investigadores concluyeron que este proceso inflamatorio explicaba aproximadamente el 10% del vínculo entre dormir mal y el envejecimiento de las células del cerebro.

Según reportó Abigail Dove, autora principal e investigadora en neuroepidemiología, a MedicalNewsToday, estos resultados refuerzan la idea de que "el tiempo y calidad del sueño y la inflamación están profundamente conectados con el envejecimiento cerebral, aunque no son los únicos mecanismos implicados". En otras palabras, un descanso inadecuado podría activar procesos inflamatorios que dañan las neuronas y aceleran el deterioro cognitivo con el paso del tiempo.

Dormir bien: una inversión para la salud del cerebro

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cerca del 48% de los adultos españoles y el 25% de los niños no disfrutan de un sueño de calidad, mientras que entre el 22% y el 30% de la población sufre algún tipo de trastorno del sueño, y más de 4 millones de personas padecen alteraciones crónicas y graves relacionadas con el descanso.

En el estudio:

  • El 41% de los participantes tenía patrones de sueño saludables.
  • El 56% presentaba un sueño de calidad intermedia.
  • El 3% mostraba un sueño deficiente.

El último grupo mostró los signos más evidentes de envejecimiento cerebral prematuro y fue el que dormía menos de 7-8 horas al día.

Según estudios previos, las consecuencias de dormir mal pueden ir más allá del simple cansancio o la falta de concentración. Dormir poco o mal puede afectar, además del deterioro neurológico, al estado de ánimo, incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas y debilitar el sistema inmunológico, generando un círculo vicioso que acelera el deterioro físico y mental.

La SEN señala que las principales causas del mal descanso en España son el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome de piernas inquietas, pero también influyen factores de estilo de vida. Dormir a horarios regulares, evitar las pantallas antes de acostarse, no tomar alcohol ni fumar, hacer ejercicio físico y reducir el estrés son técnicas demostradas para dormir mejor y preservar la salud cerebral a largo plazo.