Salud

Un estudio español revela qué ejercicio protege a las mujeres de 50 años frente a la osteoporosis

Este programa de entrenamiento, sencillo y sin supervisión, puede contribuir a la prevención de esta enfermedad silenciosa que afecta a 200 millones de personas en el mundo

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La osteoporosis afecta a 1 de cada 4 mujeres postmenopáusicas (a partir de los 50 años)Freepik

La osteoporosis es conocida como una enfermedad silenciosa porque que va destruyendo los huesos casi con total discreción. Sus síntomas en las primeras etapas suelen pasar desapercibidos y los pacientes suelen darse cuenta de que la tienen cuando ya causa dolores que, con el tiempo, pueden ser limitantes. En el mundo, unas 200 millones de personas padecen osteoporosis, según la Fundación Internacional de Osteoporosis.

Esta enfermedad esquelética provoca una disminución de masa ósea. Los huesos adelgazan, se debilitan y pueden llegar a romperse, dando lugar a fracturas. Especialmente, en la columna vertebral, caderas y muñecas. Esto puede producir dolor crónico, limitaciones físicas y pérdida de independencia. Protegerse contra la osteoporosis a tiempo, es vital para esquivarla en la tercera edad.

De hecho, en España una de cada mujeres postmenopáusicas (a partir de los 50 años, aproximadamente) tiene osteoporosis. El porcentaje aumenta al 40% en mujeres de edades comprendidas entre los 70 y 79 años. Los hombres tampoco se escapan: las cifras suben y la osteoporosis ya afecta también al 11,3% de los varones en la misma edad, según la Sociedad Española de Reumatología.

Ahora, un estudio marca España da con un ejercicio beneficioso para proteger a las mujeres de la osteoporosis antes de la menopausia. En concreto, el grupo de investigación Biofanex 'Análisis Biológico y Funcional del Ejercicio Físico' de la Universidad de Sevilla, señala qué ejercicio beneficia a la salud de los huesos y previene la aparición de osteoporosis en las personas premenopáusicas.

Así pues, durante un ensayo real con mujeres con edades comprendidas entre los 35 y los 50 años, los expertos comprobaron que el ejercicio físico no supervisado mejora la salud ósea incidiendo en la asimilación de ciertos metabolitos y también en su estructura, aumentando o evitando la disminución de la densidad mineral ósea. Como consecuencia, también previene la aparición de osteoporosis en la etapa previa a la retirada definitiva de la menstruación.

«Los huesos están en continua renovación. Cuando se forman, y también durante su degradación, liberan unas moléculas a la sangre. Estos biomarcadores de formación y reabsorción ósea permiten medir el grado de ejercicio que impacta en el hueso, y en ellos hemos centrado nuestro estudio», explica el investigador de la Universidad de Sevilla Horacio Sánchez Trigo, autor del estudio, a la Fundación Descubre.

Su trabajo, publicado en la revista International Journal of Sport Nutrition and Exercise Metabolism, analiza los cambios que se producen en la concentración de estas moléculas cuando los huesos reciben estrés como consecuencia de la práctica de ejercicio físico continuado.

Para ello, extrajeron sangre a las participantes antes, durante y después de la fase de estudio. Tras analizar los marcadores bioquímicos que permiten detectar signos de degradación ósea, también midieron la cantidad de calcio y otros minerales en la cadera y columna lumbar, al pasar sobre ellos rayos X con dos grados diferentes de energía. Esto sirvió para «estimar la densidad ósea al inicio y al final de la intervención.

Un ejercicio muy sencillo para la osteoporosis

Los investigadores establecieron una rutina de entrenamiento repetitiva, compuesta por 60 saltos de baja intensidad intermitentes y al menos 10.000 pasos a ritmo ligero, todo ello realizado cada día durante seis meses.

«Elegimos estas dos actividades porque su práctica repetida provoca un cambio en el estado del hueso. Además, no necesita un asesoramiento dirigido, ya que son fáciles de hacer en cualquier momento del día y rompe la barrera que supone para muchas personas acudir a un centro deportivo por falta de tiempo y estímulos en otras ocasiones», apunta Sánchez Trigo.

Durante la fase inicial del estudio basada en la recogida de datos, los expertos recibían información de los acelerómetros en forma de pulsera que llevaba cada participante. Sincronizados al teléfono móvil, este dispositivo identificaba la actividad física, en concreto, los saltos y los pasos que superaban un umbral de intensidad previamente definido.

Los resultados de las pruebas físicas y las muestras de sangre mostraron diferencias significativas entre los biomarcadores después de tres meses de estudio. Asimismo, evidenciaron que la densidad mineral ósea del cuello femoral y de la columna lumbar también se fortalecía tras seis meses de trabajo físico continuado.

«Detectamos una correlación significativa entre las reducciones de algunos biomarcadores y el aumento de la densidad ósea del cuello femoral. Esto quiere decir que los programas de ejercicios no supervisados con ejercicios como los abordados en este estudio, de carga dinámica de alto impacto, producen efectos positivos en mujeres premenopáusicas, lo cual podría contribuir a la prevención de la osteoporosis», asegura el investigador.

Tras obtener estas conclusiones, el siguiente paso en el que trabajan los investigadores se centra en analizar estos parámetros en mujeres postmenopáusicas. Además, buscan optimizar la tecnología aplicada e identificar la influencia de otros factores externos, como los ciclos de sueño y el propio ciclo menstrual.