Salud
El impacto de las humedades estructurales en la salud
Hasta el 40% del parque de viviendas presenta este problema, según un estudio
La presencia de humedades estructurales en viviendas no es solo un problema de habitabilidad o conservación. Su impacto sobre la salud respiratoria es significativo y, en muchos casos, agravante de patologías crónicas como el asma, la EPOC o las alergias debido a que las humedades favorecen la proliferación de mohos como Aspergillus o Cladosporium, cuyas esporas actúan como desencadenantes de crisis respiratorias.
Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona, en colaboración con Ciberesp, identificó que los niños que conviven es espacios cerrados con humedades visibles tienen más probabilidades de desarrollar síntomas respiratorios persistentes, como tos nocturna, sibilancias o rinitis. El riesgo es aún mayor si la humedad está asociada a moho, como ocurre con el fenómeno de la condensación.
Y lo cierto es que la prevalencia de la humedad en los edificios es notable, del 15 al 40% en el parque de viviendas, según el informe «Hitea. Efectos de los contaminantes en interiores sobre la salud: integración de enfoques microbianos, toxicológicos y epidemiológicos» de la UE.
En la misma línea, el Instituto de Medicina (IOM) concluyó que hay una relación entre la exposición a la humedad en espacios interiores y la exacerbación del asma. Según sus análisis, los efectos en la salud de las personas que viven en casas con humedad y moho en comparación con las que viven en casas sin estas condiciones aumentaron un 50% para asma existente y un 30% para el desarrollo de asma.
La situación es especialmente crítica en zonas del norte peninsular, donde la alta pluviometría combinada con un parque envejecido incrementa la presencia de humedad estructural. Según datos del INE, un 57% de los edificios residenciales en España fueron construidos antes de 1980 y sin tener en cuenta criterios térmicos. Un tercio de estos edificios presenta signos de humedad en sótanos, muros o viviendas bajas.
Abordar estas humedades es una prioridad en salud pública. Compañías especializadas como Murprotec subrayan la necesidad de diagnósticos profesionales que identifiquen el origen del problema y permitan aplicar tratamientos definitivos. Las soluciones puntuales o estéticas, como pintar o ventilar, no eliminan el riesgo microbiológico ni reducen el impacto sobre la salud.