Universo
La misión secreta de la ESA para fabricar comida en el espacio: bacterias que crean proteínas a partir de "aire"
Comienza el ensayo que podría cambiar la forma en que nos alimentamos: la Agencia Espacial Europea prueba en microgravedad cómo nutrirnos sin suelo ni agua. Un avance que une ciencia, salud y sostenibilidad

La cuenta atrás ha comenzado para una de las misiones más insólitas de la exploración espacial: fabricar comida en el vacío. La Agencia Espacial Europea (ESA) ha puesto en marcha el proyecto piloto HOBI-WAN, un ensayo pionero que busca resolver uno de los mayores desafíos de la medicina y la nutrición espacial: ¿cómo mantener sanos y alimentados a los seres humanos durante misiones largas sin depender de suministros desde la Tierra?
Lo que está en juego va mucho más allá del espacio. Este experimento podría transformar la nutrición humana "aquí abajo". Hasta ahora, se creía que producir alimentos requería tierra fértil o luz solar, pero un grupo de científicos europeos está a punto de demostrar lo contrario: podemos crear proteínas creadas a partir de aire. Si su ensayo tiene éxito, seremos capaces de sostener tanto la vida de los astronautas como la de poblaciones en entornos extremos en nuestro propio planeta.
El experimento que podría cambiar la nutrición humana
La idea es revolucionaria: el proyecto HOBI-WAN probará por primera vez un sistema biotecnológico capaz de generar alimentos a partir de microorganismos que se alimentan de hidrógeno, oxígeno y dióxido de carbono.
En un pequeño biorreactor, una bacteria llamada Xanthobacter transformará esos gases en un polvo rico en proteínas conocido como Solein, ya utilizado en la Tierra como ingrediente alternativo a la proteína animal.
Aquí se comercializan como las famosas "proteínas de aire" creadas por la empresa finlandesa Solar Foods, un producto que ofrecen un 65% de su peso en seco en proteínas además de otras vitaminas y minerales esenciales, como el hierro y la vitamina B12. Por ello, puede ser especialmente útil en dietas vegetarianas o veganas, donde la disponibilidad de vitamina B12 es limitada.
El objetivo de HOBI-WAN es comprobar si este proceso puede mantenerse en condiciones de microgravedad. El reto técnico es enorme: los ingenieros de la empresa alemana OHB han tenido que diseñar un sistema cerrado, autónomo y seguro que pueda funcionar sin riesgo de fugas ni explosiones, en un entorno donde los líquidos flotan y las mezclas gaseosas son inestables.

Una revolución silenciosa en nutrición y medicina espacial
El desafío no es solo alimentar a los astronautas. La investigación también busca garantizar su salud a largo plazo: prevenir la pérdida muscular, el deterioro inmunológico y las carencias nutricionales que se producen durante las estancias prolongadas en órbita.
Un suministro continuo de proteínas de alta calidad podría reducir la dependencia de suplementos, favorecer la reparación tisular y mejorar la respuesta metabólica del organismo humano en condiciones extremas.
"Queremos que los astronautas sean capaces de sobrevivir y mantenerse saludables sin depender de cargamentos desde la Tierra", explica Angelique Van Ombergen, científica jefe de exploración humana de la ESA. "Este proyecto nos acerca a la autonomía biológica necesaria para futuras misiones a la Luna o Marte".
Cómo puede beneficiar a la salud humana
Más allá del espacio, las implicaciones médicas y nutricionales son profundas. Si el sistema funciona, la tecnología podría aplicarse en la Tierra para producir alimentos ricos en proteínas en entornos donde el cultivo o la ganadería no son viables: zonas áridas, regiones con escasez de agua o incluso hospitales con necesidades nutricionales especiales.
"Los conocimientos que obtengamos aquí podrían ayudarnos a combatir la inseguridad alimentaria global y mejorar la nutrición clínica", señala Jürgen Kempf, director del proyecto en OHB. "Es una investigación que conecta la innovación espacial con la sostenibilidad y la salud planetaria".
Así, lo que empezó como una misión para mantener con vida a los astronautas podría terminar cambiando nuestra forma de alimentarnos en la Tierra. Si estas "proteínas del aire" prosperan en el espacio, podrían algún día llenar los platos de un planeta que busca formas más sanas y sostenibles de nutrirse.