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Investigación

Una molécula "made in Spain" abre la puerta a un cambio de paradigma en el tratamiento del alcoholismo

El compuesto experimental MCH11 ha demostrado que reduce tanto las ganas de consumir alcohol como la ansiedad asociada a la abstinencia en modelos animales

El alcoholismo sigue siendo una adicción muy difícil de superar larazonLa Razón

El trastorno por uso de alcohol es una de las adicciones más prevalentes a nivel mundial y causa 2,6 millones de muertes anuales. España cuenta con una de las tasas de consumo de alcohol más altas de Europa, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Se calcula que el 5% de los adultos presenta algún tipo de consumo problemático, y el abuso de esta sustancia está detrás de más de 15.000 muertes anuales en el país.

En la actualidad, los tratamientos farmacológicos disponibles para la dependencia del alcohol -como el disulfiram, el acamprosato o la naltrexona- presentan una eficacia limitada y, en muchos casos, efectos secundarios que dificultan su uso prolongado. Por ello, existe una necesidad urgente de nuevas estrategias más seguras y eficaces, especialmente aquellas que aborden no solo el deseo de beber, sino también la ansiedad y el malestar que acompañan al proceso de abstinencia.

Ahora, un equipo del Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), ha identificado un nuevo compuesto que podría abrir una vía prometedora en el tratamiento del alcoholismo. Se trata de MCH11, una molécula que, en ensayos con modelos animales, ha logrado reducir significativamente el consumo de alcohol y la motivación por beber, además de aliviar los síntomas de ansiedad asociados a la abstinencia.

Los resultados, publicados en la revista científica Biomedicine & Pharmacotherapy, son fruto de cuatro años de trabajo del laboratorio Neuropsicofarmacología traslacional de las enfermedades neurológicas y psiquiátricas, que dirige Jorge Manzanares en el IN. El estudio lo han liderado las científicas Ana Belén Torregrosa y María Llorente-Ovejero, bajo la dirección del neurocientífico Carlos Blanco.

Según los autores, MCH11 actúa inhibiendo una enzima cerebral llamada monoacilglicerol lipasa (MAGL), implicada en la regulación del sistema endocannabinoide, un conjunto de moléculas que intervienen en procesos como la recompensa, el placer y la ansiedad. Al bloquear esta enzima, el compuesto incrementa los niveles de una sustancia natural del cerebro, el 2-araquidonoilglicerol (2-AG), que ayuda a modular la respuesta al estrés y reduce el impulso por consumir alcohol.

Los experimentos se realizaron en ratones machos y hembras de la cepa C57BL/6, un modelo ampliamente utilizado para estudiar la conducta adictiva. Tras administrar MCH11, los investigadores observaron que los animales bebían menos alcohol de manera voluntaria y mostraban menos signos de ansiedad, sin que se produjeran efectos secundarios apreciables ni alteraciones en su locomoción o apetito.

"Estos resultados son muy alentadores porque apuntan a un mecanismo distinto al de los fármacos actuales”, explica Carlos Blanco, investigador principal del estudio. “El sistema endocannabinoide se perfila como una diana terapéutica prometedora, y nuestro compuesto podría convertirse en una herramienta útil para futuras terapias contra el alcoholismo”.

El equipo del IN, por su parte, subraya que, aunque los resultados en modelos animales son muy positivos, aún se encuentran en una fase preclínica, por lo que será realizar más estudios para confirmar la seguridad del compuesto y evaluar su posible aplicación en humanos. No obstante, confían en que el hallazgo siente las bases para el desarrollo de una nueva generación de fármacos dirigidos a la adicción al alcohol.

"Todavía queda un largo camino antes de que podamos hablar de ensayos clínicos en humanos", advierte Blanco, "pero los resultados nos animan a seguir explorando esta vía, porque el alcoholismo sigue siendo una enfermedad con pocas herramientas terapéuticas realmente efectivas".