Investigación

¿Por qué es más difícil reinfectarnos de un virus que ya hemos tenido?

Científicos españoles descubren cómo refuerza el sistema inmunitario la defensa del organismo frente a patógenos como la gripe

Vacuna de la gripe
Una sanitaria vacuna a una mujer frente a la gripe EFELA RAZÓN

Tras haber pasado una infección o recibir una vacuna, el cuerpo es capaz de reaccionar más rápido si el mismo virus vuelve a atacarnos. Y este mecanismo se produce gracias a la memoria inmunitaria, un complejo sistema de vigilancia que permite activar las defensas antes de que el patógeno se extienda. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en colaboración con centros nacionales e internacionales, ha identificado un mecanismo esencial que explica cómo se mantiene esa protección localizada frente a reinfecciones virales.El trabajo, publicado en la revista Journal of Experimental Medicine (JEM), clarifica cómo se comunican distintos tipos de células defensivas para coordinar una respuesta eficaz en tejidos como la piel y los pulmones.

Los investigadores se centraron en los linfocitos T de memoria residentes en tejidos, conocidos como Trm. Estas células permanecen "en guardia" en zonas donde se produjo una infección o donde ha actuado una vacuna. A diferencia de otras células del sistema inmunitario que circulan por la sangre, las Trm se quedan en el tejido y actúan como sensores tempranos ante una posible reinvasión. Cuando un virus como el de la gripe A intenta reinfectar, son estas células las primeras en detectar la amenaza y lanzar la alarma para impedir que la infección prospere.

El estudio demuestra que, ante una nueva entrada del virus, las Trm no actúan solas. Envían señales que reclutan a las células dendríticas plasmocitoides (pDCs), un tipo de célula inmunitaria que normalmente circula por la sangre patrullando en busca de patógenos. Una vez que estas pDCs llegan al tejido afectado, liberan interferón tipo I, una molécula clave que impulsa con rapidez la respuesta antiviral. Esta señal no solo frena la replicación del virus, sino que activa a otras células presentadoras de antígeno, como las células dendríticas convencionales (cDC1), reforzando así la defensa en cadena.

Para comprobar la importancia de esta interacción, el equipo bloqueó experimentalmente la comunicación entre las Trm y las pDCs. El resultado fue que la protección frente a reinfecciones se redujo de forma significativa, tanto en modelos cutáneos infectados con vaccinia como en reinfecciones respiratorias por gripe. La ausencia de esta cooperación impidió que el sistema inmunitario respondiera con la rapidez necesaria, permitiendo al virus avanzar con mayor facilidad.

Hasta ahora se asumía que las células Trm eliminaban directamente las células infectadas y eran autosuficientes en su función defensiva. El nuevo estudio cambia esa perspectiva, ya que pone de relieve que estas células dependen de la ayuda de las pDCs y de la producción de interferón para desplegar una respuesta completa y eficaz. Este descubrimiento aporta una perspectiva inédita sobre cómo se organiza la memoria inmunitaria en los tejidos.

Los autores señalan que este mecanismo podría ser clave para entender por qué algunas vacunas generan una inmunidad más duradera y robusta que otras. Fortalecer la cooperación entre Trm y pDCs en los tejidos que actúan como puerta de entrada de muchos virus -como la piel o el aparato respiratorio- podría abrir la puerta al diseño de vacunas y terapias más precisas para prevenir reinfecciones.

El trabajo se desarrolló con modelos en ratón e incluyó técnicas avanzadas de análisis celular y estudios genómicos, lo que permitió seguir en detalle cómo las pDCs son reclutadas al tejido y cómo el interferón que producen modula la respuesta inmunitaria. Aunque los resultados deberán confirmarse en humanos, la investigación supone un paso importante en la comprensión de la defensa frente a virus recurrentes.