Opinión

Mónica García, los conciertos y el récord de listas de espera

La ministra parece dispuesta a echar aún más leña al fuego cercenando los conciertos con la Sanidad privada, que son los que evitan el colapso

La ministra de Sanidad, Mónica García durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, este martes en el Palacio de La Moncloa, en Madrid.
La ministra de Sanidad, Mónica García durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, este martes en el Palacio de La Moncloa, en Madrid. Javier LizonAgencia EFE

Las listas de espera para operarse constituyen, junto con el retraso en la incorporación de los nuevos medicamentos, una de las mejores herramientas para medir la salud de un sistema sanitario. En España, acreditan que dicho sistema no ha parado de empeorar desde que Pedro Sánchez consumó la moción de censura, a mediados de 2018, encontrándose en la actualidad agonizando en la UCI. Algo más de un año después de que el líder socialista formara su primer Gobierno, en diciembre de 2019, nuestro país contabilizaba 704.997 enfermos aguardando una intervención quirúrgica, y lo hacían una media de 121 días desde que el especialista les prescribía la cirugía. Cuatro años después, y ya superada con creces la crisis de la Covid-19, se encuentran en esta situación 849.535 enfermos, y lo hacen una media de 128 días.

Este cataclismo refleja la situación real de un modelo que antaño presumía de ser la admiración del mundo, ese que la izquierda tanto dice defender, y en esencia es producto de tres factores: la infrafinanciación –España es uno de los países que menos dinero destina a su sistema sanitario, por debajo del 7% del PIB pese a batirse el récord de incremento de impuestos en estos años–, las rigideces burocráticas de un sistema obsoleto que hace que los centros de salud y los hospitales funcionen como ministerios, y la más absoluta inoperancia de los sucesivos ministros de Sanidad que se han sucedido con los diferentes gobiernos de Pedro Sánchez. Ninguno ha hecho nada para frenar una catástrofe que todos los expertos veían venir. Para colmo, Mónica García, la actual titular de Sanidad, parece dispuesta a echar aún más leña al fuego cercenando los conciertos con la Sanidad privada, que son precisamente los que evitan el colapso. Tremendo.