Investigación
Neurólogos diagnostican, 70 años después, la enfermedad que atormentó a Frida Kalho
La artísta vivió una vida marcada por el dolor, que sus médicos atribuían a las secuelas de la polio -que sufrío con 6 años- y de un accidente de tráfico a los 18
Desde muy temprana edad, la vida de la artista mexicana Frida Kalho (1907–1954) estuvo marcada por el sufrimiento físico y psíquico, el dolor y la enfermedad. A los 6 años contrajo la poliomielitis, dando inicio a una serie de sucesivas enfermedades, lesiones diversas, accidentes y operaciones. Frida tuvo que guardar cama durante nueve meses y, en ese tiempo, su pierna derecha no se desarrolló bien, quedando muy delgada, y su pie derecho se atrofió.
Pocos años más tarde, cuando tenía 18 años, la artista sufrió un trágico accidente de tráfico que cambiaría el resto de su vida, y de su obra. El autobús que le llevaba de la escuela a casa fue embestido lateralmente por un tranvía. Sufrió numerosas fracturas: se dislocó el codo izquierdo, los tobillos y los hombros; se rompió múltiples costillas y sufrió 3 fracturas en la pelvis y 11 en el pie derecho, que quedó aplastado. Por ello, se vió obligada a mantener reposo, y fue entonces cuando empezó a pintar.
Después de lo que parecía una recuperación completa, empezó a sufrir dolores en la columna vertebral y en el pie derecho, y se sentía siempre cansada y enferma.
Los diagnósticos más repetidos por los médicos que la trataron a lo largo de su vida fueron el síndrome postpolio y espina bífida congénita. Solo entre 1946 y 1950 se sometió a 8 operaciones, y aun así continuó experimentando dolor generalizado crónico y fatiga extrema.
Esos síntomas fueron los que llevaron a un equipo internacional de reumatólogos a concluir, en el 2000, y después de haber revisado los registros clínicos que se conservaban de la pintora, que la enfermedad que padecía era fibromialgia, una forma de reumatismo de los tejidos blandos que causa fatiga, dolor y rigidez periarticular en músculos y huesos, desórdenes del sueño, así como presencia de puntos sensibles en zonas bien definidas anatómicamente.
La fibromialgia era una enfermedad completamente desconocida en esa época, pero, ya en el s. XXI, esta teoría encajaba con el tipo de dolores que Kalho describió en sus escritos: ciática persistente e hipersensibilidad al tacto, también en las zonas genitales.
Síndrome de cola de caballo
Sin embargo, ahora, un equipo de investigadores del Instituto Guttmann, de Barcelona ha llegado a un nuevo diagnosticado: síndrome de cola de caballo (SCC) de origen traumático.
Esta enfermedad se desarrolla por a la compresión de los nervios de la de la parte final de la médula espinal (llamada "cauda equina"). Aunque no se trata específicamente de una enfermedad medular, el SCC ocurre cuando se lesionan las raíces nerviosas de esta zona, que son las que le dan sensibilidad a las piernas y a la zona media.
Con mucha probabilidad, este proceso comenzó con el brutal accidente de tráfico que sufrió la pintora y explicaría parte de su sintomatología: dolor de espalda intenso, dolor en las piernas y pérdida o alteración de la sensibilidad en la parte inferior del cuerpo, incluidas las zonas genitales.
Los científicos de Gutttmann analizaron los documentos del médico de Kahlo, Leo Eloesser, que indican que la artista sufría, tiempo después del accidente, "una disminución de la sensibilidad en la parte inferior de su cuerpo y un empeoramiento del pie y la pierna derecha". Ambos son dolores neuropáticos que podrían estar relacionados con la SCC, señalan los investigadores en el estudio, que ha sido publicado en la revista Jounal of Neurology. Este diagnóstico ofrecería una explicación más completa de los síntomas que marcaron la vida y obra del artista.
"El síndrome de la cola de caballo es una afectación rara y su identificación en pacientes históricos como Kahlo puede ayudar a entender mejor sus síntomas e impacto", señaló la neuróloga del Instituto Guttmann y autora del artículo, Hatice Kumru.
En cuanto a los diagnósticos que tuvo Kahlo relacionados con postpolio y espina bífida, los investigadores de Guttmann no han hallado ni en sus cartas ni en la literatura disponible referencias a síntomas compatibles con estas dolencias antes del accidente. En concreto, descartaron el síndrome postpolio porque los síntomas suelen aparecer 50 años después de padecer la enfermedad -padeció polio con 6 años- y no se asocia con un déficit sensitivo.
De hecho, el diágnostico erróneo de la época llevó a que la artista tuviera que usar corsés ortopédios, algo que fue contraproducente. "Hoy se sabe que estos métodos a menudo pueden conducir a una atrofia muscular, empeorar el dolor y causar trastornos de la marcha, lo que probablemente contribuyó a su discapacidad", indicó Kumru.
El dolor, físico y emocional, marcó su obra, como se puede apreciar en pinturas como "El ciervo herido" (1946), donde se retrata a si misma con cuerpo de venado, un cuerpo atravesado con 11 flechas; o "La columna rota" (1944), en el que aparece con un corsé de la epoca amarrado a su cuerpo por una columna, y decenas de clavos en su piel.
En 1953, debido a una gangrena, los médicos amputaron la pierna derecha por debajo de la rodilla. Tras la amputación, también experimentó un dolor de miembro fantasma y dijo: “Tengo la impresión de haber sufrido siglos de tortura y a veces casi me vuelvo loca”. Al año siguiente murió.
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