Entrevista

«La obesidad asociada a la tristeza puede ser causa o efecto»

Entrevista a Gloria Calderón López, responsable del servicio de Psicología Clínica de Olympia Quirónsalud

Gloria Calderón
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1. Siempre creímos que aquellos a los que llamábamos casi despectivamente “gorditos” eran más felices, pero parece ser que la obesidad conlleva en muchas ocasiones tristeza y hasta depresión ¿no?

Dicha creencia es sólo eso, una afirmación derivada del supuesto de que una persona “gordita” es más feliz porque se permite comer cuanto desee, la premisa de lo que se denomina “felicidad” quizás es la clave; antaño se asociaba bienestar socio económico y psicológico, con la proyección de una imagen opulenta porque gran parte de la población de principios y mediados del siglo XX, vivía en situación de carestía. Ahora esta percepción ha cambiado sustancialmente. La obesidad, entendiéndola como el porcentaje de personas que superan el 30 de ICM (índice de masa corporal), refleja un patrón de conducta en el que la ingesta habitual de lo que se define como “comida emocional” (bollería y alimentos procesados, bebidas azucaradas, grasas saturadas, ...) se convierte en un círculo vicioso, compensatorio de situaciones y vivencias diarias adversas. No obstante, también refleja una conducta aprendida, observada a lo largo de los años en el entorno familiar, posee un importante factor socio cultural. La obesidad asociada a depresión y tristeza puede ser causa o efecto, es decir, en ocasiones, una persona que atraviesa un proceso de estado anímico depresivo, puede conducirla a aliviar su malestar mediante la comida y aumentar considerablemente de peso; cuando se revela como la causa, posee otros matices más complejos en los que, sólo la obesidad, no constituye el elemento principal.

2. Más allá de la propia obsesión de la sociedad por la delgadez y por tener un físico determinado, ¿hay algún aspecto físico relativo a la propia obesidad que esté relacionado con la salud mental?

Quizás la respuesta previa conteste en parte esta cuestión si tenemos en cuenta que el hecho en sí de alimentarse es un comportamiento que se emite varias veces y

diariamente, por lo tanto, es un patrón de conducta al que dedicamos tiempo y lo enmarcamos dentro de unos horarios preestablecidos. El componente físico de la

obesidad asociado a la salud mental se refleja en la incapacidad de una persona de cambiar dicho patrón, al observar inexorablemente el deterioro paulatino de su

organismo (problemas cardiovasculares, hipercolesterolemia, niveles altos de azúcar en sangre,....), sumado a la dificultad en los desplazamientos, sensación de fatiga,

problemas respiratorios y cardiovasculares,...Dicha falta de control sobre la ingesta de determinados alimentos y, sobre todo, el mantenimiento de un patrón de conducta saludable, constituye la piedra angular sobre la que ha de trabajar desde la perspectiva psicológica, además de otros factores explicativos adicionales. Cambiar de hábitos alimentarios es trastocar cómo vives tu realidad y el significado que confieres al hecho de existir dependiendo de la comida.

3. ¿Influye el hecho de que, en algunos casos la obesidad restrinja la dieta de quien la padece?

Por supuesto, al final la restricción se establece en torno a comida, en su mayor parte, etiquetada como poco saludable; ésta posee tres requisitos esenciales: la encuentras en cualquier supermercado, no necesita apenas elaboración y es muy accesible económicamente.

4. ¿Qué alimentos serían recomendables para las personas obesas que sienten esa tristeza, que incluso se sienten deprimidas?

Una dieta saludable repercute decisivamente en las vías de estrés inflamatorias y oxidativas de nuestro organismo, en nuestra plasticidad cerebral y la flora intestinal.

Aquella basada en la ingesta de verduras, fruta, legumbres, lácteos bajos en grasa y azúcar, nueces, pescado, carnes magras, previene y contribuye a la salud física y

psicológica. Hay que tener en cuenta también que, también conlleva un cambio en la conducta asociado a las conductas que hay que emitir y mantener en el tiempo para su adquisición y preparación.

5. ¿Y habría algunos otros de los que convendría no abusar si se busca mejorar el ánimo estando obeso?

Evitar el consumo de alimentos/bebidas azucaradas y alcohol, sobre todo.

6. ¿Esta tristeza cada vez más frecuente en la obesidad se produce también en el sobrepeso?

Hablamos de los prolegómenos de la obesidad, el sobrepeso es la situación previa y la sensación de indefensión que provocan las dietas frustradas y la lucha constante por mantener una motivación sólida en el mantenimiento de un peso saludable. Por tanto, momentos de desesperación y tristeza, se hallan en personas obesas.