Opinión

Los principales oncólogos braman contra Mónica García

Se trata de un nuevo intento de remover el asiento de Isabel Díaz Ayuso, con la que no puede la izquierda

Oncología Médica de La Fe mantiene la actividad asistencial en cifras cercanas al 100% durante la pandemia
Interior de una sala de tratamiento oncológico del Hospital La Fe de ValencialarazonGVA

Desde la pandemia de Covid-19 no se recordaba un cúmulo de despropósitos de tal calibre en el Ministerio de Sanidad como el que ha trascendido esta semana acerca de la elección de los futuros Cancer Comprehensive Centers (CCC). Resulta que el departamento que dirige Mónica García ha tenido a bien encomendar al Instituto Catalán de Oncología (ICO) la selección de estos centros de referencia en la atención integral del cáncer en España y el resultado ha sido sorprendente.

 En un proceso carente de transparencia, sin publicación de las puntuaciones obtenidas y sin posibilidad de alegaciones, se ha decidido que Madrid cuente sólo con uno de estos nuevos dispositivos –el Hospital La Paz–, cuya constitución es un imperativo europeo. Sorprendente, teniendo en cuenta que los hospitales de esta comunidad atienden a cerca de un 40% de la población oncológica del país, y muchos de ellos son verdaderos referentes en la investigación y la asistencia de esta enfermedad como el 12 de Octubre, el Puerta de Hierro, La Princesa, el Gregorio Marañón o la Fundación Jiménez Díaz, entre otros.

La arbitrariedad de la selección ha sido tal, que los principales jefes de servicio de Oncología de todo el país, no sólo los de Madrid, han puesto el grito en el cielo, pidiendo explicaciones al Ministerio, y el Ejecutivo regional madrileño, como es lógico, lo ha interpretado como otro guiño a Cataluña en esta legislatura turbulenta y un desplante más del Gobierno hacia la capital, en un nuevo intento de remover el asiento de Isabel Díaz Ayuso, con la que no puede la izquierda. La propia presidenta ha acusado al Ministerio de «sectarismo» y este se ha justificado aludiendo a una supuesta equidad que tampoco entienden las asociaciones de pacientes.