Virales
Una psicóloga explica las consecuencias a largo plazo del trauma infantil y aclara que "Muchas veces tiene que ver con lo que faltó, no con lo que te pasó”
Rosa García, especializada en terapia familiar y perinatal, asegura que las heridas emocionales dejan huella en la forma en que nos relacionamos, protegemos o exigimos en la adultez
El trauma infantil, a menudo invisible a simple vista, se ha consolidado como uno de los factores más determinantes en la salud mental a largo plazo. Experiencias adversas como abusos, violencia doméstica, negligencia o la pérdida de un ser querido dejan huellas profundas en la infancia que, sin un abordaje adecuado, pueden acompañar a la persona durante toda su vida.
Rosa García, psicóloga española especializada en terapia familiar, sexual y perinatal, ha reflexionado sobre este tema en un vídeo reciente de su página de FaceBook. “El trauma en la infancia no siempre tiene que ver con todo lo que pasó. Muchas veces tiene que ver con lo que faltó”, explica García, quien insiste en que no todos los traumas son visibles, pero sí pueden influir en la manera en que nos relacionamos, nos protegemos o nos exigimos en la adultez.
“Aprendiste a portarte bien para no molestar, a agradar para sentirte solo”
La experta señala que muchas personas que han sufrido traumas infantiles no son conscientes de los sentimientos silenciosos que esconden: “Fue la vergüenza de sentir que no hacías nada bien. El miedo a que te mirasen mal por algo que dijeses o hicieses. La culpa por tener emociones que nadie te enseñó a nombrar y la sensación de rechazo interna cuando sentías que no encajabas”, detalla.
En estos casos, los niños aprenden conductas de supervivencia que les acompañan hasta la adultez: “Aprendiste a portarte bien para no molestar, a agradar para sentirte solo. A esconder tus emociones para que no te llamasen exagerado y al final creciste creyéndote que todo eso eras tú. Eso también es trauma”, afirma García. Si en la actualidad cuesta poner límites o confiar en los demás, no es casualidad: “Es la huella de una infancia en la que no te sentiste seguro emocionalmente hablando y se puede trabajar sobre ello”, concluye.