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La reducción del daño, ausente en las leyes sobre productos de nicotina
Expertos recuerdan los datos de Suecia frente al cáncer y piden a los reguladores actuar con rigor

Existen enormes disparidades en la forma en la que los países han regulado el arsenal de productos de nicotina sin combustión. La situación legal varía desde prohibiciones de venta e importación, hasta la venta solo con receta, pasando por restricciones de saborizantes o límites al contenido de nicotina, entre otros aspectos.
Pero, «una cosa es que los reguladores justifiquen su interferencia éticamente y otra que violen el derecho de los usuarios a vivir cómo elijan como individuos informados», afirmó Karl Erik Lund, investigador del Instituto Público de Salud en Noruega, durante la jornada sobre «El panorama regulatorio en evolución en la UE: oportunidades y desafíos».
«Los reguladores –continuó Lund– justifican su posición paternalista con el argumento de ayuda, pero esta posición para los usuarios conscientes es coercitiva». Y en algunos casos puede hacerles volver a los cigarrillos. Lund puso como ejemplo la entrada en vigor del nuevo impuesto que grava el líquido de los vapeadores en España con el objetivo de equiparar su fiscalidad a la del tabaco y favorecer que se reduzca su consumo.
A continuación, Damian Sweeney, miembro del Consejo de la Alianza Irlandesa de la Nueva Nicotine, recordó que la percepción errónea de los daños de la nicotina no beneficia a los pacientes. Sweeney explicó que «una de las regulaciones insignia de la Unión Europea es su plan contra el cáncer, que se puso como objetivo lograr una UE sin tabaco para 2040, y en mi opinión es una meta errónea. Debería ser un objetivo sin humo, porque uno de los causantes de cáncer es el humo que se genera al quemar tabaco».
«Si el objetivo es luchar contra el cáncer, deberíamos centrarnos en los productos de combustión», incidió este experto, que recordó que «restringir o prohibir los productos que están ayudando a las personas, no va a contribuir con ese objetivo». Por tanto, ¿qué necesitan los consumidores de los reguladores? «Necesitamos ciencia, y regulación basada en el perfil de riesgo de los productos con nicotina».
Otro punto importante que trató fue la accesibilidad y el precio del producto: las alternativas con nicotina deberían, según este experto, estar accesibles donde esté el cigarrillo de combustión.
Clive Bates, director de Counterfactual, una firma de consultoría centrada en un enfoque pragmático de la salud pública, incidió en que antes de prohibir por prohibir todos los productos existentes, hay que analizar casos prácticos. Puso de ejemplo «Suecia, donde tenemos el nivel más bajo de la UE de fumadores pero un nivel alto de uso de productos de nicotina. Pues si se compara la mortalidad por cáncer de pulmón en Suecia o en Alemania, donde se fuma más pero se usan menos productos de nicotina, vemos que, aunque ambos países han reducido la mortalidad, Suecia tiene la mitad de mortalidad por este cáncer que Alemania».
Bates también incidió en lo importante que es regular con ciencia. Así recordó que «cuando se prohibieron ciertos sabores de vapeo el 1 de enero de 2023 esto causó un aumento del uso de cigarrillos». Y en cuanto al incremento de impuestos al vapeo, este experto recordó lo importante de dar alternativas menos nocivas, como cambiar un café y una tarta por un café con unas galletas. Pues bien, un 10% de incremento del precio del vapeo está asociado a un 1,1% de incremento en las ventas cigarrillos. ¿Quién piensa en esta evidencia cuando incorporan tasas al vapeo? Nadie».
Además, recordó lo importante que es mantener el mercado legal porque si no puede provocar que los niños entren en contacto con el mercado negro, como ha sucedido con el vapeo en Australia.
Por último, Bates insistió en que el único tipo de regulación que funciona para la salud pública es una que sea proporcionada al riesgo de cada producto: con medidas mucho más restrictivas para los productos de combustión, como el cigarrillo, y a la vez medidas que protejan al consumidor y que le aliente a cambiar a productos menos nocivos. Y, por supuesto, proteger a los menores de su uso.
Andrzej Fal, jefe del Departamento de Alergia, Enfermedades Pulmonares y Enfermedades Internas del Instituto Nacional de Medicina del Ministerio del Interior en Varsovia, abordó cuáles son las expectativas de la nueva directiva.
Pues bien, «los Estados Miembros deben –según Fal–, hacer estudios sobre el grado de nocividad de cada uno de los productos contemplados en la Directiva. Mientras tanto, deberían aprovechar la experiencia de los países que han logrado la más exitosa lucha contra los cigarrillos, como Suecia». Y, «en el período inicial, las diferencias de precios deben basarse en los resultados de estudios y fijarse según el principio de menor daño y menor impuesto», concluyó.
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