Alimentación
Sopas frías, así puedes lograr un chute de antioxidantes y combatir el calor
Más allá del tradicional gazpacho, es posible tomar sopas frías ricas en vitaminas y minerales a base de otras frutas y verduras
En pleno mes de julio, el calor aprieta. Es lo que toca, y una buena manera de combatirlo es a través de la alimentación. Hidratarse bien resulta fundamental, ya que la falta de líquidos agrava las enfermedades cardiovasculares, produce hipotensión y puede provocar insuficiencia orgánica.
Aunque beber agua es la manera más sencilla de garantizar los requerimientos mínimos de líquidos, también puede lograrse a través de la dieta. Para ello, las sopas frías se convierten en la alternativa más saludable y refrescante, pues son un antídoto frente al calor lleno de vitaminas y antioxidantes. «Son ricas en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, todo ello aportando pocas calorías y con un importante aporte de agua que permite mantener una correcta hidratación», asegura Izaskun Arrarás, dietista-nutricionista y miembro del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn).
El clásico gazpacho
En este escenario, el gazpacho a base de tomates es el rey del verano en nuestro país, pues la tradición manda. Es una buena fuente de vitaminas y minerales, que destacan por sus propiedades antioxidantes, sin olvidar que aporta fibra vegetal y licopeno y, al añadir pan, incluye hidratos de carbono complejos y añade un poder saciante importante. Además, al prepararse con ingredientes en crudo, conserva gran parte de sus vitaminas y minerales, lo que hace que sea nutricionalmente muy completo.
Pero lo cierto es que cada vez resulta más habitual encontrar sopas frías elaboradas con otras frutas y verduras que aportan sabor y color y, por tanto, numerosos beneficios para la salud. «Podemos optar por sopa de pepino; de marisco y gambas; de apio y manzana; sopa de puerro y patata; sopa de pimiento rojo asado; sopa fría de guisantes; de aguacate y manzana verde; sopa fría de mango y calabacín; sopa de ajoblanco con uvas... Y para los que prefieran un sabor más dulce, tendríamos la sopa fría de fresas y coco, de cerezas, sandía, mango o melón», propone Arrarás. Y es que las posibilidades parecen casi infinitas y cualquiera de sus variantes son platos saludables y muy ricos a nivel nutricional. «Este tipo de sopas frías son muy beneficiosas para la salud, ya que incluyen frutas y verduras, vitaminas C, A y K y vitaminas del grupo B, minerales como potasio, magnesio, calcio y hierro», reconoce Arrarás.
Para todas las edades
El gazpacho de fresa, por ejemplo, «aporta un componente dulce que resulta muy apetecible a todas las edades, sobre todo entre los más pequeños. Por su parte, las variantes de sandía y melón son muy apropiadas ahora al ser frutas de temporada, fuente de agua, vitaminas, fibra dietética y componentes nutricionales que actúan como antioxidantes en el organismo. Además, con remolacha aporta un toque dulzón y destaca por su gran contenido en hierro», aconseja la dietista-nutricionista Marta Otero, también miembro del Cgcodn.
Eso sí, sea cual sea el sabor elegido, nunca debe faltar el aceite de oliva virgen extra, rico en ácidos grasos monoinsaturados, que destacan por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Por el contrario, Arrarás hace hincapié en que hay que tener cuidado a la hora de añadir «todo aquello que suponga exceso de pan, de sal o de grasa… Es decir, picatostes, tacos de jamón, sal añadida, frutos secos, nata, queso…». Y aunque no existe una ingesta recomendaba, porque no suelen aportar muchas calorías, «sí hay que tener cuidado con la cantidad de ingredientes para que no sean muy calóricas. Al ser saciantes, podemos incluirlas como parte de una dieta variada», concluye Arrarás.