Sociedad

Toda China contaminada: Rusia cierra sus fronteras

El mapa de infectados se completa con un caso en el Tíbet La falta de productos sanitarios es uno de los mayores problemas de esta crisis

Coronavirus outbreak in Hong Kong
30 January 2020, China, Hong Kong: People wearing surgical masks queue outside a store to purchase surgical masks amid the coronavirus outbreak. Photo: Keith Tsuji/SOPA Images via ZUMA Wire/dpa30/01/2020 ONLY FOR USE IN SPAINKeith Tsuji/SOPA Images via ZUMA / DPAKeith Tsuji/SOPA Images via ZUMA

Ya no queda ni una sola provincia china libre del coronavirus de Wuhan. Con la confirmación ayer del primer caso en el Tíbet, el mapa ha quedado marcado por completo. Que llegara a todos los rincones del país era de esperar, sobre todo porque pese a las múltiples medidas impuestas por las autoridades del gigante asiático, el patógeno continúa avanzando a un ritmo imparable. Ayer se contaban 170 muertes, 8.149 casos detectados –unos 2.100 más que el miércoles– y 12.167 posibles contagiados. La cifra de los que se habían conseguido recuperar de esta nueva neumonía ascendía a 135.

A la lista de la veintena de países afectados se sumaron ayer Filipinas e India, rondando el centenar de casos confirmados fuera de China. En el caso de India, se trata de un estudiante que había regresado de la ciudad de Wuhan y que, tras ser diagnosticado, fue aislado en un hospital de Kerala. «Se encuentra estable y está siendo sometido a seguimiento», aseguraron desde el Ministerio de Sanidad. En Filipinas, fue una mujer china de 38 años que aterrizó en el archipiélago procedente de Hong Kong hace una semana. Si Vietnam sumaba a los casos tres nacionales más que habían estado en Wuhan, Corea del Sur informaba de que una persona se había contagiado sin haber viajado a China.

111 casos

Pekín, donde hay 111 casos reconocidos y una muerte, reveló que se habían empezado a detectar casos de contagio entre personas que no habían visitado la provincia de Hubei, en cuya capital se originó esta infección que ha desatado la alarma mundial. Precisamente allí, donde millones de personas permanecen bajo cuarentena para frenar la propagación del virus, muchos tratan de ingeniárselas para matar el tiempo mientras lidian con una situación que no tiene visos de resolverse en un corto periodo de tiempo. A la incertidumbre de no saber cuándo terminará esta crisis, se suma evitar a toda costa ser infectado. Por eso, en el día a día de los habitantes de Wuhan, la ansiedad ha hecho acto de presencia.

Ese es el caso de Wang Wei, profesor de ingeniería electrónica de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong en Wuhan. Según explicó al diario «SCMP», al principio estaba más tranquilo, pero su miedo se disparó cuando descubrió que alguien con quien estaba en contacto estaba hospitalizado con fiebre. «Tenía mucho miedo. El abuelo de un amigo murió de esta neumonía de Wuhan», agregó. Ahora, Wang sale «aproximadamente una vez a la semana para comprar alimentos. La comida es fácil de conseguir, pero no las máscaras y los medicamentos. Tengo que comprar algunos para la presión arterial para mi madre», relató. Y es que la falta de productos farmacéuticos y material sanitario es uno de los mayores problemas a los que hacer frente en esta crisis y los hospitales continúan necesitando material médico para poder tratar a los pacientes y protegerse. Uno de los bienes más preciados y escasos son las mascarillas, que han volado de las estanterías y triplicado su precio cuando se encuentran.

Mientras tanto, continúan las medidas de contención del actual 2019-nCo, cuya tasa de mortalidad no supera el 3% pero su capacidad de contagio es mayor que la del SARS de 2003, que con un 10% de mortandad acabó con la vida de casi 800 personas en todo el mundo. Entre ellas, Rusia anunció que cerraría sus fronteras con China; aerolíneas como Air France, Egyptair o SAS se sumaron a la cancelación de sus vuelos al país comunista en mayor o menor medida; y Macao decidió extender la suspendión de las clases de manera indefinida.

En el interior del país, la Federación china de Fútbol canceló todos los partidos de este deporte, incluida su Superliga, en cuya primera división juega el Wuhan Zall, el club de Wuhan que aterrrizó el miércoles en Málaga para continuar su pretemporada.

En el ámbito empresarial, empresas como Ikea o Pandora anunciaron el cierre de sus locales en China, al tiempo que Google clausuraba sus oficinas en China, Hong Kong y Taiwán.

Como buena nueva, la cadena estatal CCTV informó de que se permitiría volver a la ciudad a los residentes de Wuhan que se habían quedado atrapados en el extranjero, siempre que pasaran los controles médicos pertinentes. Y mientras unos llegan, otros tratan de marcharse. Ayer, salió de Wuhan el segundo avión fletado por el Gobierno japonés con 210 ciudadanos, de los cuales tres dieron positivo en las pruebas del virus a su llegada a Tokio; y Singapur también evacuó a 92 de sus ciudadanos, que llegaron a la ciudad estado al mediodía.