Medio Ambiente

Extraños y peligrosos dragones azules llegan a la costa de Texas

Se alimentan de carabelas portuguesas y su picadura puede ser más dolorosa que la de las medusas

Los dragones azules comen medusas y utilizan su veneno para defenderse
Los dragones azules comen medusas y utilizan su veneno para defenderseHunter LaneHunter Lane

Hunter Lane, de 7 años, paseaba con su padre por una de las playas del Parque Padre Island National Seashore (Texas) cuando se encontró con una extraña y misteriosa criatura azulada. Parecía un dragón, pero no de los de “Juego de Tronos” sino en miniatura, como de juguete.

Emocionado por el hallazgo alertó a su padre, que comprobó que se trataba de algo insólito que él nunca había visto en los 30 años que lleva frecuentando ese lugar.

“Hunter adora a las criaturas marinas y pensó que había encontrado una medusa de color azul”, dijo su padre Trey a la cadena estadounidense CNN. "Vino corriendo y me contó que había descubierto una nueva especie”, agregó.

En realidad, es una especie conocida pero poco frecuente en las playas. Según Oceana, los dragones azules o “Glaucus atlanticus” son pequeñas babosas marinas, de 3 o 4 centímetros, cuya picadura
es bastante peligrosa porque tienen una técnica defensiva implacable, que le permite alimentarse de pequeñas medusas azules.
No escupen fuego pero cuando los humanos las tocan, pueden liberar células punzantes y provocar una picadura más dolorosa que la de una medusa.

Por eso el parque advierte que “si ves un dragón azul, sorpréndete porque es un hallazgo raro, pero también mantén la distancia”.

Los dragones azules se alimentan de carabela portuguesa (una especie de medusa), sin embargo, no digieren las células urticantes, sino que las almacenan en el intestino y las envían desde allí hacia sus plumas, o extremidades, para poder utilizarlas y protegerse de posibles ataques. “Los dragones azules son muy pequeños, pero no dejes que su tamaño te engañe, tienen una defensa digna de un dragón", indicó el parque en su muro de Facebook. Pero ni ellos mismos están a salvo porque en el caso de que no encuentren alimento, puede llegar a ser caníbales y comerse entre ellas.

Se pueden encontrar en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico debido a que prefieren aguas templadas y tropicales. Su color les permite pasar desapercibidas en el agua. Además, flotan boca arriba y se mueven usando las corrientes, por lo que pocas veces son vistos por los seres humanos o por depredadores.

La presencia de esta especie en la playa es realmente extraña, pero puede ser un fenómeno derivado de las medidas de confinamiento por el coronavirus, que han hecho que muchas especies hayan decidido regresar a los lugares que deberían ser habituales para ellos y en los que no se movían por la presencia del hombre. Así, se han visto delfines muy cerca en la costa italiana e incluso en Venecia, donde sus canales vuelven a tener vida anfibia. Pero también ha habido invasión de ciudades por parte de cabras, jabalíes, alces, cisnes, patos, pavos reales, e incluso, monos en busca de la comida que ya no les proporcionan los turistas.