Mayores Clece
“¿Que si soy más periodista que futbolista? Soy un anciano de 94 años”
Carlos Bribián Castro nació en Binéfar en 1926. De familia de ferroviarios, fue portero de fútbol, entrenador del Getafe y del Leganés, escritor finalista del Premio Planeta en 1959 y periodista de ABC, Pueblo, Marca y As y trabajó para la Radio Nacional de Alemania donde pasó media vida. Cuando volvió a España se instaló en Ontoria (Cantabria) hace ya cuatro décadas. Actualmente vive allí con la ayuda y complicidad de Isabel Herrero Barrera, la auxiliar del Servicio de Ayuda a Domicilio de Clece que cada mañana llama a su puerta, que siempre encuentra entreabierta
“Sí, fui todo eso. Y guapo”, ríe, “pero lo que he sido lo he sido ya”, sentencia. Carlos recaló en Ontoria –cerca de Cabezón de la Sal– hace 40 años. “Cuando me jubilé, pensé que me dedicaría a escribir en algún pequeño periódico o que haría cualquier labor útil en una modesta radio pero no ha sido así. No es que lo necesite, es que nunca habría imaginado que no seguiría siendo útil”.
El proceso de envejecer viene acompañado de muchos cambios relacionados con los procesos vitales. Muchos de estos cambios provocan un estrechamiento de la red social. Según los estudios, la calidad de las relaciones sociales tiene un poder explicativo de la soledad más de tres veces superior al de la cantidad de contactos sociales.
“Hace años que un día el doctor me explicó lo que tenía y me dijo: la bolsa o la vida. Y aquí seguimos la bolsa y yo. Lo peor es que me retrae mucho y yo mismo he tenido que ir dejando de relacionarme fuera de casa”, lamenta. Carlos precisa ayuda de dos personas para su día a día. “Desde que conozco a esta criatura que viene de lunes a viernes… me meto con ella, nos reímos los dos. Es buena persona, la joven pelirroja. Lo sé porque me soporta, que ya es bastante. Ella y todo su equipo prestan un servicio extraordinario”, recalca.
Isabel Herrero asiente y sonríe. Auxiliar de Ayuda a Domicilio desde hace 20 años, forma parte del alma del SAD de Clece en Cantabria. “Lo mío es vocacional”, declara. “Carlos cumplió 94 años días antes de la pandemia. Lo del covid es lo peor que nos podía haber pasado pero estamos orgullosas porque no les hemos fallado. Al contrario, hemos estado a tope, realizado seguimiento puerta a puerta a diario, independientemente de los días que les correspondieran. Aquí nadie se ha quedado aislado ni sin recursos”, recuerda.
“Sí, Isabel me trata con mucha humanidad; para ustedes no somos números, ustedes atienden a personas y por eso su trabajo tiene un valor magnífico”, le agradece. Sin embargo, es preciso hacer una llamada de atención sobre la enorme irresponsabilidad del ciudadano en esta crisis y la falta de liderazgo de los gobernantes que no atinan en casi nada, lo cual se agrava aún más porque nosotros ya somos bastante anárquicos, por carácter, pienso yo", aclara.
“Por eso ya estoy poco pendiente de la actualidad. Todo es un blablablá, no se entra hasta el fondo de las cosas, eso me parece a mí. En el mundo del periodismo de hoy no encuentro qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué. Me siento lejos, más cerca del portero que fui: el portero es el único jugador que observa el partido”, explica Bribián. Ahora disfruto de corregir los periódicos, así que quizá tuviera razón aquel párroco que me dijo que mi apellido provenía de Bribón", relata divertido.
“A Carlos hay que escucharle, es lo que más necesita porque de lunes a viernes vive solo. Sin duda es la parte más importante de mi trabajo con la mayoría de los usuarios”, explica la auxiliar. “Soy la primera persona con la que habla y, muchos días, la única. Eso y comer, me busco la vida para conseguir que coma, dándole palique va comiendo poquito a poco, y le varío mucho la comida para que no se canse.: Tenemos un poquito de psicólogas, de enfermeras, de familia, de madres… todo eso en una misma persona”, defiende Isabel.
El SAD de Clece: cohesionador social para las personas mayores
“El Servicio de Ayuda a Domicilio dirigido a la atención personal ha ganado la partida”, explica Rosaura González, jefe de servicios sociales de Clece en Cantabria. “Una persona dependiente que toma contacto con nuestro servicio de ayuda a domicilio municipal, muchas veces ya conoce a la persona que va atenderle. Es un ejemplo de que aquí nos preocupamos por generar tejido social alrededor del usuario, además de cuidarle y atenderle. Creo que estamos consiguiendo que se entienda lo que es y debe ser este servicio y aún hay mucha gente a la que hacer llegar este gran recurso”.
“Contamos con un gran equipo de auxiliares y coordinadoras en las que prima la empatía por encima de cualquier otro aspecto. Abarcamos un servicio social en coordinación con el equipo sanitario que nos corresponde pero nosotros ponemos el espíritu y el corazón. El SAD no es resolver gestiones, limpiar, hacer la comida, eso se da por descontado. El SAD para nosotros es un gran apoyo si la persona usuaria tiene red social y un referente de cuerpo presente para la persona que no la tiene. Tejemos nexos entre el usuario y la comunidad y vamos ampliando esa cobertura social con múltiples iniciativas hasta consolidar una auténtica red que de verdad los proteja de la soledad”, concluye.
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