Investigación

China abre las puertas a la OMS

Tras meses de lucha diplomática, un equipo de expertos volará a Wuhan con la idea de buscar dónde surgió la pandemia. Emprenden el viaje escépticos y sin muchas expectativas

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Casi un año después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) podrá visitar China para tratar de esclarecer los orígenes del coronavirus que ha asolado el planeta. Un año de intensas negociaciones para obtener el permiso de entrada en el país asiático de un comité de expertos cuya intención es determinar de dónde procedieron los primeros ejemplares de SARS-Cov2. A medio día de ayer, China otorgó el permiso largamente esperado. Ahora tan solo queda aguardar a que el trabajo de los desplazados a la zona de resultado.

Aunque la noticia ha sido recibida con grandes dosis de escepticismo entre los expertos. El responsable de la Red de Alerta y Respuesta Global de la OMS, Dale Fisher, ha sido tajante: «No pondría muchas esperanzas en el resultado de esta investigación. Será un viaje importante, pero las probabilidades de hallar una respuesta son muy reducidas». ¿Para qué se visita China, entonces? Lo que sabemos hasta el momento es que la comisión de la OMS llegará al país el jueves, después de meses de una dura batalla diplomática con la intención de reunirse con los expertos virólogos que han gestionado la pandemia en el país comunista. Pero no se ha hecho público el orden del día de las visitas ni el itinerario real.

La intención inicial de los empleados de la OMS es llegar a Wuhan cuanto antes. Pero para ello tendrán que pasar una cuarentena idéntica a la que se pide al resto de visitantes a la zona. Hay que recordar que, tras meses de tranquilidad pandémica, China ha vuelto a experimentar considerables rebrotes en algunas localidades incluida Pekin. Después de tanto tiempo de espera para lograr el permiso de entrada, parece que éste ha llegado en el peor momento; en plena gestión de una nueva ola que, sin duda, dificultará aún más la libertad de movimientos de los investigadores.

Guerra diplomática

El estudio científico de los orígenes del coronavirus se ha convertido en objeto de una encarnizada guerra diplomática. Desde que la enfermedad saltó las fronteras chinas para convertirse en una epidemia primero y en una pandemia oficialmente después, muchas voces se han mostrado muy críticas con la gestión de los casos realizada por las autoridades del país en las primera semanas. La OMS, sin embargo, mostró desde el primer momento su apoyo al gobierno asiático e, incluso en palabras de su propio director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, llegó a felicitar al sistema chino por el esfuerzo de contención y transparencia. Aquel apoyo le ha supuesto al máximo mandatario de la Organización Mundial de la Salud algunas de las más feroces críticas y acusaciones de interesada connivencia con China. A medida que entre los expertos cundía el descrédito de la gestión China, desde aquel país se afanaban en demostrar que la pandemia se había descontrolado al llegar a Europa y que los virólogos asiáticos habían compartido con transparencia toda la información disponible en tiempo real.

Pero lo cierto es que, mientras tanto, las solicitudes de investigación desde organismos internacionales como la OMS quedaban enterradas en montañas de papeles e interminables gestiones burocráticas. El equipo de la OMS, liderado por Peter Ben Embarek, se encontraba hasta ayer en medio de un complejo bloqueo diplomático. Dos de los 10 miembros que lo componen habían viajado a Pekín sin contar con permiso de entrada. El pasado día 6 el propio director general de la organización emitió un comunicado de repulsa al hecho de que «los permisos seguían incomprensiblemente bloqueados».

Desde el gobierno chino siempre se han escudado en la «complejidad» del viaje. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Hua Chunying ha declarado que «China siempre se ha comportado con transparencia y responsabilidad a la hora de investigar los orígenes de la pandemia». Sin embargo, asegura que «el problema del origen es demasiado complejo. Tenemos que asegurar que se dan todas las circunstancias para garantizar que el trabajo de los investigadores sea eficaz. Y eso lleva su tiempo».

Durante todo ese tiempo, China ha tratado de provocar un cambio en la narrativa de los hechos. El principal objetivo de la comunicación en el país ahora es demostrar que la pandemia pudo tener origen chino pero se descontroló en otros países. Algunos diplomáticos, como el Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi, no se han cansado de decir que «cada vez más estudios demuestran que la pandemia tuvo múltiples orígenes». A pesar de todo, la OMS ha reconocido que «aún no se sabe lo suficiente sobre cuándo y dónde comenzó a circular el virus en Wuhan. La tesis principal del origen en el mercado no ha podido ser confirmada. En la actualidad no sabemos si el mercado fue el foco inicial o un amplificador de la transmisión entre humanos de un virus que ya había entrado en circulación en otro lugar».

La comisión de la OMS viaja ahora con un mensaje claro: no se pretende buscar culpables, solo respuestas. Saber dónde y cómo pasó el virus la barrera entre la especie animal y ser humano es fundamental para contener futuras pandemias. Pero lo cierto es que a estas alturas casi nadie confía en que los expertos vuelvan a Europa con una respuesta esclarecedora.