Pandemia

Vacunado contra la Covid mientras permanecía atrapado en el hospital

“Se juntó todo, he pasado casi tres días sin parar de trabajar. Ya no sabía si estaba cansado por no poder ir a casa o por la inyección de Pfizer”, confiesa Juan Carlos

Juan Hidalgo, enfermero del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles
Juan Hidalgo, enfermero del Hospital Rey Juan Carlos de MóstolesLa Razón

Cuando Juan Carlos Hidalgo comenzó su turno en el servicio de UCI del Hospital Rey Juan Carlos el pasado viernes no podía ni imaginar que su centro de trabajo se convertiría en su “segunda casa” durante tres días. Este enfermero de 25 años, que lleva tres años ejerciendo en este hospital madrileño, se quedó atrapado, no podía regresar a casa ante la avalancha de nieve que colapsó la capital. “Cuando terminé a las diez de la noche las carreteras estaban intransitables. Yo vivo en Ciempozuelos y no podía coger el coche ni usar el Cercanías porque ya había dejado de prestar servicio, así que nos habilitaron a cuatro compañeros que estábamos en la misma situación un colchón y ahí pasamos la primera noche en una habitación”, relata ya desde su casa donde pudo llegar por fin la pasada noche. Evidentemente no pudo pegar ojo: “Desde la habitación escuchábamos los pitidos de la maquinaria de la UCI, las bombas de medicación, no creo que pudiera dormir más de 4 horas. Y a la mañana siguiente seguí trabajando”.

El sábado por la tarde consiguió “echar una cabezada de 30 minutos”, pero el cuerpo ya empezaba a notar los efectos de dos días sin descansar. Además, a la mañana siguiente comenzaba la vacunación contra la Covid-19 de los sanitarios de este hospital: “Se junto todo”, sentencia. Por suerte, la noche del sábado la pudo pasar en cada de un compañero médico que reside a 40 minutos andando del Rey Juan Carlos. “Nos ofreció su casa a los compañeros que seguíamos sin poder regresar a nuestros domicilios. Cuando volvimos juntos el domingo a primera hora nos pudieron la vacuna. La verdad que me daba un poco de miedo, pero lo tenemos que hacer porque si no, no pondremos fin a esta pandemia”.

Al cansancio sumaba ahora los efectos de la inyección y todavía le quedaba por realizar su turno de tarde y noche: “No tuve reacción a la vacuna, salvo dolor en la zona de punción y un poco de cansancio, aunque ya no sé si era por llevar dos noches sin dormir en casa o por la reacción de la vacuna”. De los 70 sanitarios que trabajan en la UCI del Rey Juan Carlos, 30 recibieron la dosis el domingo “y de momento no ha habido a nadie que la haya producido una reacción extraña”.

Dolor en la zona de punción

Juan, que ha seguido de cerca toda la pandemia al trabajar en el servicio de cuidados intensivos, explica que desde el 31 ha notado un aumento de casos graves. “De las 23 camas que tenemos en la UCI, 18 están ocupadas y la mayoría es por Covid. Principalmente son pacientes de entre 50 y 70 años con una complicada neumonía bilateral que necesitan de intubación y respirador. Por eso, pese a que a mí me daba cierto reparo vacunarme, creo que es el único modo de frenar esto, por eso animo a todo el mundo a que confíe en la ciencia”.

Y, una vez vacunado, continuó el viernes con su trabajo hasta por la noche cuando su supervisora le dijo que si tenía posibilidad de irse a casa que lo hiciera: “Hablé con mi familia para preguntarles cómo estaba la carretera. Me dijeron que algo mejor, así que cogí el coche y me fui para allá. Tarde una hora y media en llegar cuando, en condiciones normales, tardo poco más de 20 minutos. Además tuve que dejar el coche a la entrada del pueblo porque allí seguía estando todo intransitable. Menuda historia, lo recordaré el resto de mi vida. Me vacuné en medio de una nevada histórica”, dice. Ahora, Juan, piensa ya en cómo llegará mañana al hospital: “He estado mirando el transporte público y parece que ya hay conexión, así que, aunque tarde más, cogeré el tren”.