La Palma

El volcán estrena actividad hawaiana y acelera la colada

La quema de fertilizantes genera una nube tóxica mientras un centenar de casas siguen amenazadas por la trayectoria de la lava

***AMPLIACIÓN PIE DE FOTO ***TAZACORTE (LA PALMA) 28/09/21.- Vista del los ríos de lava que descienden por la ladera del volcán este martes, desde la estatua "Homenaje al Farero" en el muelle del puerto de Tazacorte, en la isla de La Palma. La nueva colada de lava del volcán de la isla española de La Palma, más fluida que las anteriores, avanza rápidamente hacia el municipio de Tazacorte, y se sitúa desde esta posición a unos 1.000 metros del mar, según han informado a Efe en fuentes municipales. EFE/Ángel Medina G.
***AMPLIACIÓN PIE DE FOTO ***TAZACORTE (LA PALMA) 28/09/21.- Vista del los ríos de lava que descienden por la ladera del volcán este martes, desde la estatua "Homenaje al Farero" en el muelle del puerto de Tazacorte, en la isla de La Palma. La nueva colada de lava del volcán de la isla española de La Palma, más fluida que las anteriores, avanza rápidamente hacia el municipio de Tazacorte, y se sitúa desde esta posición a unos 1.000 metros del mar, según han informado a Efe en fuentes municipales. EFE/Ángel Medina G.Ángel Medina G.EFE

Tras diez días de erupción, la dinámica del volcán en La Palma ha pasado a ser de tipo hawaiano en combinación con una merma de las explosiones estrombolianas predominantes hasta este lunes. Durante esa noche, la emisión de lava aumentó de forma significativa, dando una velocidad de 300 metros por hora a la colada en su recorrido hacia la costa de Tazacorte, alcanzando el océano en la pasada noche. Estas son parte de las conclusiones del Comité Científico al frente de la emergencia volcánica que sufre la isla, desde la que destacan que en la trayectoria de su principal colada hacia el litoral, el volcán está provocando la aparición de «una nube tóxica» aunque «muy localizada y sin afección para la población dado que se trata de zonas evacuadas», en referencia al centenar de vecinos del barrio de El Pampillo.

Esta nube tóxica es resultado de la quema de las grandes superficies del plástico de los invernaderos, y de la explosión de potentes fertilizantes, que a altas temperaturas han desprendido amoniaco y cloruro de sodio. Esa situación se acentuará, con nuevas emisiones tóxicas, si no varía la trayectoria de la colada, que tiene por delante varias hectáreas de invernaderos de platanera en el tramo inmediato a su llegada al mar.

Un curso errático

Así lo explicaron en su última comparecencia el director del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, y la directora del Instituto Geológico Nacional (IGN), María José Blanco, que no pueden determinar qué nuevas afecciones provocará la colada en un curso un tanto errático, caprichoso en el ensanchamiento que ya sepultado el colegio de Todoque y nuevas viviendas; construcciones que hasta la mañana de ayer se habían visto a salvo de la lengua de lava de más de 15 metros de altura.

El último recuento, a falta de una nueva actualización, desalienta a las autoridades locales, que cifran en 585 las construcciones afectadas, mientras otro centenar se encuentra en la trayectoria del magma, en base a la simulación recreada por los expertos, a partir de las imágenes que ofrecen los drones que operan en la zona. Varios centenares de vecinos se mantienen confinados en cuatro barrios costeros de Tazacorte por orden de las autoridades, ante los riesgos de la nube tóxica y las explosiones que provocará el contacto del magma con el mar, a unos 1.000 metros. El alcalde de Tazacorte, Juan Miguel Rodríguez, teme las consecuencias sociales y económicas de la llegada de la lava, de la que recuerda, «nos deja incomunicados por la carretera de la costa, igual que ya ha dejado incomunicadas cientos de hectáreas de explotaciones plataneras que ni siquiera pueden ser regadas». A estas pérdidas se sumará, si el comportamiento del curso de la lava no cambia, la afección a otras cien viviendas, a unos cientos de metros del límite vertical del precipicio, bajo el que se encuentra la conocida como la playa del Perdido.

En las más de 270 hectáreas afectadas por el volcán se encuentran ya algo más de 20 kilómetros de carretera, con núcleos poblacionales y turísticos como El Remo, Puerto Naos y La Bombilla, totalmente incomunicados, mientras toda su población permanece realojada tras su el domingo pasado.

Nuevo trazado viario

No podrán volver a sus hogares en tanto la crisis volcánica no llegue a su fin y la Consejería de Infraestructuras del Cabildo, con el apoyo del departamento de Transportes y Obras Públicas del Gobierno de Canarias, determinen si la solución pasa por un nuevo trazado viario, o por un proyecto más ambicioso y costoso, abriendo de nuevo el paso en los tramos ocupados por las grandes columnas de colada volcánica.

Las autoridades científicas y los técnicos al frente del Pevolca, insisten al pedir a la población la mayor de las cautelas en el radio de cinco kilómetros del cráter del volcán. El mensaje es de tranquilidad con respecto a la calidad del aire, monotorizado de forma constante, aunque sí se confirma que la potente nube de cenizas llegará no solo a la vertiente sureste y noreste de La Palma, sino que se aproxima a las islas de Tenerife y La Gomera. La afección sobre la fauna marina, parte de ella dentro del núcleo de la Reserva Marina de La Palma, está siendo motivo de preocupación para el sector pesquero, que desde hace días no puede faenar en los caladeros habituales, prevenidos por las autoridades de los riesgos de la proximidad a la zona. El buque oceanográfico Ramón Margalef del Instituto Español Oceanográfico (IEO) se encuentra en La Palma para estudiar los efectos en el ecosistema marino de la erupción volcánica.

El personal científico está realizando un completo estudio geomorfológico del suelo marino ante la posible existencia de focos de emisión bajo el mar. El equipo, que completa las acciones del Comité Científico y del Pevolca en La Palma, está compuesto por ocho investigadores (Geología, Microbiología y Oceanografía), además de dos técnicos en I+D+I y el piloto del dron. Estudian los procesos biológicos asociados a la llegada masiva de cenizas volcánicas al mar, así como la llegada de la colada volcánica al océano que, al cierre de esta edición, seguía sin producirse.