Sociedad
España, el país más contaminado del mundo
La inédita calima que envuelve la Península, y que ayer cubrió las ciudades de naranja, deja datos «extremadamente desfavorables» de calidad del aire, por delante de China e India
Despertarse, mirar por la ventana y descubrir una luz anaranjada sobre el cielo y un manto de polvo rojo sobre el asfalto es algo así como salir de una pesadilla y sentir que el averno sigue en fase REM. Sin embargo, aquello no fue un mal sueño sino la realidad a la que gran parte de España se lanzó de lleno ayer al amanecer.
La borrasca «Celia» arrastró desde el Sáhara un polvo abrasador que sobrevoló el sureste y centro de la Península. Lo que en la tarde del lunes parecía un episodio puntal del Levante español, ayer se contagio a muchas ciudades del país y, lo que es peor, arrojó unos datos de contaminación atmosférica alarmante. También hasta Alemania y Países Bajos llegaron algunos coletazos de la borrasca arenosa.
Este episodio inesperado se produjo a causa de la borrasca «Celia», cuyo origen se localiza en el Golfo de Cadiz, y que impulsó desde el desierto del Sáhara hacia la península vientos intensos cargados de partículas de arena. Éstas viajaron a través de las capas bajas de la troposfera, por debajo de los 4 kilómetros, hasta alcanzar la Península. Debido a su alta concentración cayeron por la acción de la gravedad, lo que dio lugar a una extensa capa de polvo que quedó depositada sobre casas, calles y coches. Pero más allá del espectáculo visual, el problema de esta situación meteorológica es la contaminación ambiental que provoca y los consiguientes problemas de salud.
«Las partículas del polvo en suspensión afectan considerablemente a la calidad del aire, dificultan la visión, crean irritación ocular y pueden causar problemas respiratorios», explica Yurima Celdrán, experta de Meteored. Así, en Ávila, Salamanca, Murcia, Almería, Segovia y Madrid se observaron concentraciones de partículas inferiores a los 10 micrómetros (PM10) cercanas a los 1000 microgramos por metro cúbico (µg/m3), «las cuales toman relevancia si las comparamos con el promedio diario que la Organización Mundial de la Salud entiende como saludable de 45 µg/m3. Se trata de datos superiores a los que se observan incluso en China o India», añade la meteoróloga. Los datos del Índice de Calidad del Aire en España (ICA) catalogaron la calidad del aire de las mencionadas provincias como «extremadamente desfavorable».
Fertilizante natural
En España, estos episodios no son «ni extraños ni aislados”», especialmente en puntos de las Islas Canarias, donde son habituales. Según datos de Aemet, entre 2004 y 2009 hubo polvo en suspensión hasta un 30 por ciento de los días en el sureste peninsular, un 18 por ciento de días en el centro del país y un 10 por ciento de los días en el noroeste de la península.
Sin embargo, y pese a los estragos causados, la calima también tiene efectos positivos. Entre otros, reduce la posibilidad de que se produzcan tormentas tropicales y es un fertilizante natural para el océano y los suelos. «Además, reflejan la luz solar enfriando así la atmósfera y disminuyendo el calentamiento de la superficie del océano», enfatiza Celdrán.
Aunque, ayer, los ciudadanos quizá en lo que menos pensaron fue en estos aspectos y más bien se preguntaban hasta cuándo duraría esta tormenta del desierto. Pues bien, según los meteorólogos, el polvo en suspensión permanecerá hasta el jueves, aunque desde Aemet auguraban que hoy comenzará a debilitarse la borrasca y con ella la calima, que también ha dejado temperaturas superiores a las que teníamos hace un par de días, superando en algunos puntos geográficos del centro peninsular los 20 grados.
Lo que está claro que vendrá a partir de mañana son precipitaciones persistentes en el área mediterránea peninsular, según la Aemet, y la entrada de un nuevo frente atlántico por el noroeste peninsular, con más lluvias y calima.
«Ríos de sangre»
En todo el país habrá nubosidad abundante y precipitaciones desigualmente repartidas y en el tercio sureste peninsular pueden ser localmente fuertes o persistentes, sobre todo en la mitad sur del área mediterránea peninsular, mientras que en el resto serán lluvias más débiles y dispersas.
Lo que ocurrirá con este aumento de las precipitaciones será que las partículas de polvo que todavía continúen en suspensión así como todos los residuos ya depositados en superficie, provocarán lo que los expertos denominan «ríos de sangre» que ayer ya pudieron verse en algunas ciudades.
Ante esta situación, los sanitarios recomendaron ayer evitar estar mucho tiempo en el exterior, utilizar mascarilla y, por supuesto, no practicar deporte al aire libre ya que respirar este aire aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
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