Estudio

Identifican una molécula del café, como la “desencadenante” de las alteraciones olfativas de la covid

Algunos afectados de covid sufren parosmia, un trastorno olfativo que distorsiona la percepción habitual de los olores hasta el punto de no poder tolerarlos porque resultan desagradables

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Vista de una taza de caféJeffrey ArguedasAgencia EFE

Científicos británicos han conseguido identificar la “molécula desencadenante” que hace que los aromas agradables huelan a basura o aguas fecales en personas cuyo sentido del olfato se ve afectado por la Covid-19. Antes de la pandemia mundial provocada por el coronavirus, la parosmia (alteración en el sentido del olfato) era una afección rara que se producía después de infecciones como el resfriado, la gripe o la sinusitis. Durante la crisis sanitaria, los síntomas de la enfermedad incluyeron la pérdida del olfato y del gusto en el 50-60 % de los casos, de los cuales alrededor del 10 % experimentaron parosmia. Si bien, desde la aparición de la variante Omicron, se han convertido en síntomas menos comunes, se estima que la parosmia todavía afecta a 2 millones de personas en Europa.

Ahora, los investigadores han identificado una molécula de olor muy potente que parece ser un desencadenante de la sensación de asco que experimentan muchas personas con alteración del olfato. La molécula, llamada 2-furanmetanotiol, se encuentra en alimentos como el café o las palomitas de maíz. La Dra. Jane Parker, coautora de la investigación que se publica en Communications Medicine. explica que este descubrimiento “es una evidencia sólida de que no está ‘todo en la cabeza’, y que la sensación de asco puede estar relacionada con los compuestos en los alimentos distorsionados. El sistema nervioso central ciertamente también está involucrado en la interpretación de las señales que recibe de la nariz”.

El café, las cebollas, el ajo, el pollo o los pimientos verdes son algunos de los alimentos y bebidas más citados que desencadenan la parosmia. Para el estudio, los investigadores “capturaron” los aproximadamente cien compuestos aromáticos presentes en el café y comprobaron la reacción en los pacientes con este trastorno olfativo. Entre los 29 voluntarios que participaron en el trabajo, los científicos encontraron 15 compuestos comúnmente identificados que desencadenaron la parosmia, siendo el principal culpable una sustancia química llamada 2-furanmetanotiol, que 20 de ellos dijeron que tenía un olor horrible.

La nariz tiene más de 400 tipos diferentes de receptores olfativos en la nariz, cada uno sensible a diferentes aromas. Según los investigadores, uno de los primeros olores que suelen identificar aquellas personas que han perdido el olfato es ese compuesto, el 2-furanmetanotiol. La doctora Parker señaló que parece que “el cerebro parece que lo está clasificando mal”, y por eso un olor que en principio suele ser agradable, se convierte en algo muy desagradable para los afectados por este trastorno. El trabajo señaló que las personas con parosmia también podrían experimentar los olores más desagradables de manera diferente, por ejemplo, describiendo el olor de las heces c”omo a bizcocho”.

“Ahora podemos ver que ciertos compuestos aromáticos que se encuentran en los alimentos tienen este efecto particular. Esperamos que sea tranquilizador para las personas con parosmia saber que su experiencia es “real”, que podemos identificar otros alimentos que también pueden ser desencadenantes y, además, sugerir alimentos “seguros” que tienen menos probabilidades de causar este problema. Esta investigación proporciona herramientas y estrategias útiles para prevenir o reducir el efecto de los desencadenantes”, explica la doctora.

Simon Gane, uno de los investigadores del estudio, dijo: “Todavía tenemos un largo camino por recorrer para comprender esta afección, pero esta investigación es la primera en acercarse al mecanismo. Ahora sabemos que tiene que ver con los nervios y sus receptores porque así es como se detectan estas moléculas”.