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4 plantas que debes podar en diciembre antes de que sea demasiado tarde
Diciembre marca un punto de no retorno para ciertos cultivos y ornamentales que, si no se intervienen ahora, pueden perder vigor, enfermar o florecer pobremente la próxima temporada
Muchos aficionados a la jardinería creen que, con la caída de la hoja y la llegada del frío, el jardín entra en pausa. Pero diciembre es, en realidad, un mes decisivo. Mientras la mayoría de plantas detienen su crecimiento, otras esperan una intervención necesaria para iniciar con fuerza el nuevo ciclo vegetal. Una poda estratégica ahora no solo favorece su salud, sino que define su futuro: menos enfermedades, flores más abundantes y mejores cosechas.
Aunque cada especie tiene su propio calendario, hay cuatro plantas que no admiten demora. Si tienes alguna de ellas, este mes puede ser tu última gran oportunidad antes de que el invierno se instale por completo.
1. Manzanos: menos ramas, mejores frutos
Los frutales de pepita, como el manzano, agradecen una poda invernal que aligere su copa y canalice su energía. Si se pospone, el árbol invertirá recursos en ramas improductivas y frutos pequeños.
En esta época, la savia circula lentamente y las heridas cicatrizan mejor. Conviene eliminar ramas quebradas, débiles o que se crucen, para favorecer la entrada de luz y prevenir hongos. Reducir el tronco principal y acortar brotes laterales también activa el crecimiento equilibrado y mejora la ventilación interior del árbol, algo esencial para evitar enfermedades como el moteado.
Consejo experto: corta siempre por encima de una yema orientada hacia fuera, para que los nuevos brotes no crezcan hacia el interior de la copa.
2. Árboles ornamentales de hoja caduca: estructura a la vista
El invierno desvela la arquitectura de estos árboles: sin hojas, la estructura queda desnuda, lo que permite actuar con criterio y sin improvisaciones. Poda ahora y evitarás dañar yemas activas en primavera.
El objetivo no es recortar por recortar, sino definir un esqueleto equilibrado, eliminar ramas mal orientadas y evitar que algunas compitan por espacio o luz. Cortar demasiado lejos de la yema provoca la muerte del tramo intermedio, mientras que hacerlo demasiado cerca puede secarla. El equilibrio es la clave.
Regla de oro: el corte debe hacerse en un ángulo suave, permitiendo que el agua escurra y no empape la yema, lo que reduce el riesgo de pudrición.
3. Glicina: la poda que decide su floración
Pocas plantas generan una cascada floral tan espectacular como laglicina. Pero esa explosión primaveral no ocurre por casualidad. Su poda de invierno define cuántos racimos florales verás dentro de unos meses.
En diciembre conviene acortar sus tallos laterales hasta dejar solo dos o tres yemas. Esta operación concentra la energía de la planta y estimula esos brotes cortos que, llegado el buen tiempo, se transformarán en flores. También es el momento de eliminar tallos débiles, rastreros o que se enreden con otros, algo muy habitual en esta trepadora. Si no la podas ahora, en lugar de flores tendrás metros y metros de ramas sin control.
4. Vides: preparación para una buena cosecha
Las vides no perdonan retrasos. Podarlas tarde puede provocar un sangrado excesivo de savia, debilitándolas. Pero hacerlo ahora permite dirigir su crecimiento y garantizar que la planta florezca en madera nueva, que es donde se forman los racimos.
La técnica es clara: conservar uno o dos tallos principales fuertes del año anterior y reducir los brotes laterales a un par de yemas. Esta poda drástica puede parecer agresiva, pero es precisamente lo que estimula la futura fructificación. Si no se interviene,la vid gastará energías en madera improductiva y reducirá la calidad y cantidad de la cosecha.
Un gesto pequeño con grandes consecuencias
Diciembre divide a los jardineros entre quienes actúan a tiempo y quienes lamentan la falta de previsión cuando llega la primavera. Pocas labores tienen un impacto tan directo en la salud vegetal como la poda invernal. Reservar unas horas antes de que acabe el año puede transformar un jardín corriente en uno memorable para cuando vuelva el buen tiempo.