Fármaco

Abemaciclib: Un nuevo medicamento para reducir recaídas en el cáncer de mama más frecuente

Este fármaco, cuyo descubrimiento contó con la colaboración esencial de los investigadores españoles, reduce el riesgo de recaída en este tipo de cáncer de mama un 33,6% a los 4 años con tan solo dos años de tratamiento, a la vez que reduce de forma significativa el riesgo de sufrir metástasis a distancia un 34,1% en el mismo periodo de seguimiento.

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El cáncer de mama con receptores hormonales positivos (HR+) y receptor 2 de factor de crecimiento epidérmico humano negativo (HER2-), conocido como HR+HER2-, es el más frecuente. Afecta al 70% de las mujeres con cáncer de mama en España. Dentro de este grupo, la mayoría de ellas presentará un tumor en estadios iniciales. Y existe un 15% que tienen alto riesgo de recaer a lo largo de su vida, es decir, tienen cerca del doble de posibilidades de que el tumor reaparezca después del tratamiento. Estas recaídas ocurren en los primeros 2 años tras la cirugía o la quimioterapia y la gran mayoría se corresponden con pacientes con criterios clínicos de alto riesgo de recidiva. Evitar que se produzcan estas recaídas ha sido el objetivo de la ciencia durante años. Concretamente, durante los últimos 20 años. Tras dos décadas de incesante investigación, la ciencia ha conseguido desarrollar un medicamento que logra reducir el número de recidivas en este tipo de pacientes con alto riesgo. Abemaciclib es el primer y único tratamiento de su clase aprobado en adyuvancia indicado para personas con este tipo de enfermedad oncológica con alto riesgo de recidiva.

“Se trata de un inhibidor de ciclinas para el tratamiento adyuvante del cáncer de mama HR+ y HER2- en estadios iniciales con alto riesgo de recaída. Se trata de un hito en el abordaje de esta patología oncológica, ya que es el primer tratamiento de su clase disponible en adyuvancia, es decir, que se administra de manera complementaria tras el tratamiento principal o cirugía con el objetivo de evitar la recaída”, comenta Miguel Martín, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Y añade: “El balance riesgo-beneficio de esta medicina es muy impactante. Tras un seguimiento de cerca de 4 años, la tasa de reducciones de recidivas invasivas se aproxima ya al 40%; un beneficio que se mantiene en el tiempo. Pero, además, otro de los beneficios del fármaco es su perfil de seguridad como terapia oral. Debido a su baja toxicidad, se puede tomar de forma continua, sin necesidad de descanso, y no interfiere con el funcionamiento de la terapia hormonal. Así mismo, sus principales efectos adversos son, como indican las guías clínicas, reversibles, previsibles, manejables y limitados en el tiempo”.

El mecanismo de acción se basa en inhibir las ciclinas dependientes de kinasas CDK 4 y 6, moléculas que potencian la división de las células tumorales. Gracias a ello, se fomenta que estas células tumorales sufran un envejecimiento prematuro y mueran. Mientras, las células sanas, cuya división no depende de este mecanismo, permanecen inmutables. “Se trata de una importantísima novedad en el ámbito del cáncer de mama, ya que es el único avance que hemos tenido en el campo de la terapia adyuvante de los tumores hormono-dependientes desde la llegada de los inhibidores de aromatasa, que ocurrió hace ya más de 20 años”, explica el oncólogo, quien ha liderado la investigación llevada a cabo.

Este medicamento se encontraba disponible en España desde 2019 para la indicación metastásica. Ahora llegará a pacientes desde los estadios iniciales para mejorar el pronóstico del cáncer de mama. Su financiación en dicha indicación por parte del Servicio Nacional de Salud, tras la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), se basa en los resultados del estudio monarchE que ha demostrado que el inhibidor de ciclinas, en combinación con una terapia hormonal, reduce el riesgo de recaída en un 33,6% a los cuatro años con tan solo 2 primeros años de tratamiento. Este beneficio se incrementa con el tiempo de seguimiento a los 3 e, incluso, 4 años. Además, ha demostrado reducir el riesgo de metástasis en un 34,1% en el mismo periodo y mejorar la supervivencia libre de enfermedad invasiva, es decir, el tiempo que transcurre desde que una persona inicia el tratamiento y aparece la primera recaída de la enfermedad.

Tanto en consulta clínica como en el desarrollo del estudio MonarchE, se consideran pacientes con alto riesgo de recaída cuando tienen 4 o más ganglios afectos, o entre 1 y 3 ganglios afectos y al menos una de las siguientes características: grado histológico 3, lo que significa que las células de la mama están ya muy mutadas; o que el tumor sea igual o mayor de 5 cm.

En el descubrimiento y desarrollo de esta innovación clínica, España ha tenido un papel destacado. “Ha habido una colaboración esencial del equipo de I+D de Lilly España”, asegura Nabil Daoud, presidente de Lilly España, Portugal y Grecia. En concreto, el centro de Investigación y Desarrollo de Lilly España ha liderado la investigación desde la identificación de la primera entidad química, pasando por todas las modificaciones en la molécula necesarias, hasta llegar a convertirse en fármaco. El desarrollo cínico de este tratamiento se inició a finales de la década de los 2000. Durante los ensayos clínicos, 63 de los 111 centros de investigación clínica han sido españoles y, en ellos, participaron 460 pacientes en ensayos en fase 2 y fase 3.