Claro descenso
Baja el consumo de agua a niveles de prepandemia
Cada habitante gasta de media 130 litros diarios en su hogar cuando hace 20 años se superaban los 150
El verano y el calor intenso sólo acaban de empezar y los embalses siguen en caída libre, lo que ha activado las cautelas en los hogares para evitar derroches por la sequía y reconducir el consumo medio por habitante hacia la senda prepandemia por debajo de los 130 litros diarios, aunque el suministro no corre peligro.
Según datos preliminares, todo apunta a que el próximo balance anual de consumo medio de agua diario por ciudadano en España volverá a reflejar niveles «posiblemente por debajo incluso de 128 litros», pese al ligero repunte del gasto hídrico en los hogares en la época del coronavirus por variaciones de los hábitos durante el confinamiento.
Así lo asegura Pascual Fernández, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), que integra a la gran mayoría de empresas que abastecen del recurso en España, en concreto a más de 35 millones de habitantes de los alrededor de 47 millones que residen en el país.
Añade que «hace más de veinte años superaba los 150 litros el consumo diario medio por habitante»; el dato incluye todo el agua que sale del grifo en las casas: desde la que se utiliza para beber hasta la de lavado de platos, ropa, ducha o riego de plantas.
Según los expertos, es generalizada la clara tendencia a la baja del consumo de agua en los hogares desde hace treinta años, salvo ligeras interrupciones puntuales como sería la pandemia o años excesivamente calurosos.
Un caso paradigmático por sus dimensiones y extensión de la comparativa de datos en el tiempo es la Comunidad de Madrid.
En 1991, el consumo urbano de agua era de 610 hm3 con una población de 4,5 millones; ahora, con más de 6,5 millones de habitantes, el consumo conjunto es de unos 500 hectómetros cúbicos, explica a Efe el responsable de Agua de Ecologistas en Acción, el ingeniero Santiago Martín Barajas. «Se consume menos ahora, habiendo muchas más personas», una tendencia en la que influye mucho, por supuesto más allá del gasto concreto de cada ciudadano, la reducción global de pérdidas de agua en las redes de distribución del recurso a los hogares españoles.
Dicho factor, por otra parte, dificulta poder conocer si unos habitantes gastan mucha más agua que otros en términos reales dependiendo del territorio y las condiciones geográficas y climáticas, dado que los datos no consideran sólo los hábitos en los hogares sino de forma especial también el estado de las infraestructuras de suministro.
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