Argentina
Tres «super-antenas» para oír a 750 millones de kilómetros
Los satélites que exploran las profundidades más alejadas de nuestro Sistema Solar cumplen con su trabajo, pero otra cosa es que en la Tierra seamos capaces de percibir la señal que nos envían. Para ellos es necesario poner en marcha una técnica que consiste en enfriar el receptor de las antenas hasta unos pocos grados por encima del cero absoluto.
Ahora, un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha posibilitado esta tecnología por primera vez en Europa, gracias a la actualización de tres antenas de espacio profundo, que permitirán recibir con nitidez la información que envían misiones de exploración como Gaia, BepiColombo o Juice.
Según informa la ESA, las antenas, de 35 metros de diámetro, están situadas en Australia, España y Argentina. Utilizan un sistema de refrigeración criogénica para comunicarse con los satélites en banda X, en el rango de las microondas, al igual que los radares de tráfico.
Estas frecuencias les permiten establecer un enlace de comunicaciones a través de unos 750 millones de kilómetros, el equivalente a la distancia entre el Sol y Júpiter.
"Era necesario actualizar los receptores de las estaciones para aumentar su sensibilidad", explica Stéphane Halté, responsable del proyecto en el ESOC, el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la ESA en Darmstadt, Alemania.
"Las estaciones de espacio profundo de la ESA fueron diseñadas para estar 'preparadas para el futuro', por lo que siempre se tuvo previsto mejorar su tasa de transferencia de datos en función de las necesidades de misiones como Juice".
Sólo había un problema: para mejorar sus prestaciones hacía falta un circuito integrado muy específico - basado en el fosfuro de indio - que no se podía conseguir en Europa debido por culpa de restricciones internacionales.
Este circuito permite operar un amplificador de gran sensibilidad a temperaturas por debajo de los -253°C, unos 20°C por encima del cero absoluto. "Al mejorar las prestaciones de las estaciones de espacio profundo, podremos aumentar un 20% el retorno científico de estas misiones", aclara Stéphane.
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