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Salud

Científicos españoles descubren una nueva vía para tratar la obesidad aprovechando la grasa y sin dejar de comer

Se basa en usar la proteína neuritina 1, que potencia la actividad metabólica, aumenta la energía y la quema de calorías

Expertos piden más concienciación en obesidad ya que solo el 42% de las personas cree que es una enfermedad crónica EUROPAPRESS

Gracias a la grasa he dejado de engordar. No es un sueño de los muchos humanos que hemos batallado alguna vez contra la obesidad; se trata de una realista estrategia que esta semana ha cobrado vida de la mano de una investigación con firma española.

Un equipo internacional en el que participa como colíder el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB) ha descubierto una novedosa estrategia para activar la grasa parda del organismo, aumentar el gasto energético y reducir el sobrepeso. La culpa la tiene una proteína llamada neuritina 1 que puede ser la clave de futuros tratamientos contra la obesidad. De momento, la eficacia de este mecanismo ha sido demostrada en ratones de laboratorio en un estudio publicado en «Nature Communications».

La mayor ventaja de un posible futuro tratamiento con esta técnica es que, al contrario de lo que ocurre con las terapias actuales que consisten en suprimir el apetito, la neuritina 1 potencia la actividad metabólica, aumenta la energía y la quema de calorías sin afectar al deseo de comer.

Esta proteína es una vieja conocida de la ciencia. Desde hace tiempo se conoce su participación en la actividad neuronal. Su presencia favorece la creación de sinapsis entre neuronas y hace proliferar las terminaciones nerviosas. Ahora también se ha descubierto que tiene un papel determinante en la quema de grasa. Pero no en cualquier grasa. En concreto, la investigación se centra en la grasa parda.

Este tejido adiposo se encuentra distribuido por todo el cuerpo. Su función principal es permitir la termogénesis, es decir, la producción de calor en el organismo de los mamíferos. Posee un color marrón característico que la diferencia de la grasa blanca, la que se genera como subproducto de la alimentación, sirve de reservorio energético y, en exceso, es perjudicial para salud.

Cuando somos bebés, el 5% de nuestra masa corporal lo compone la grasa parda. Es necesaria para mantener el calor y generar energía suficiente en esa fase de la vida. Pero con el crecimiento, la mayor parte de este tejido desaparece hasta convertirse en solo el 0,5 o 1% de la grasa corporal.

En los últimos años, sin embargo, ha aumentado la evidencia científica sobre la importancia de esta «grasa buena». Este estudio demuestra que, en palabras del investigador del IRB Barcelona Antonio Zorzano, «aumentando los niveles de neuritina 1 específicamente en la grasa marrón se potencia la quema de energía en ratones y se previene la acumulación adiposa». Además, este propulsor metabólico tiene otras virtudes ya que mejora algunos indicadores globales de la salud del animal: reduce la ganancia de peso, mejora la sensibilidad de la insulina, reduce la inflamación del hígado… incluso en animales sometidos a dietas hipercalóricas.

Los investigadores utilizaron un caballo de Troya para realizar sus pruebas. En concreto, emplearon un virus como portador de neuritina 1 con el que infectaron a los roedores. El virus estaba diseñado para generar una sobreactivación de la proteína solo en las células del tejido adiposo marrón. Como resultado, los animales tratados experimentaron un aumento de la actividad metabólica que no afectó a su consumo de alimento ni a su actividad física.

¿Podría aplicarse también esta idea en seres humanos? Los investigadores creen que sí. De hecho, se sabe desde hace tiempo que la neuritina 1 está relacionada también con la obesidad en nuestra especie. Recientes estudios demuestran que los genes que codifican para esta proteína se expresan más en la grasa blanca que en la marrón. En concreto en las células progenitoras de adipocitos, es decir, las encargadas de «fabricar grasa perjudicial».

Si ahora se demuestra que la activación de esta proteína genera mayor consumo energético podríamos estar ante una diana interesante en la búsqueda de un fármaco contra la obesidad. El reto será hallar el modo de regular la actividad de esta sustancia para que se potencien sus efectos adelgazantes en la grasa parda y no se activen sus efectos potenciadores de la blanca. Todo dependerá del color del cristal con que se mire… a la grasa.