
Robo en el museo
Cómo un acertijo matemático olvidado podría haber salvado al Louvre de los ladrones: la teoría de un checo
Un fallo en la vigilancia revive el papel de las matemáticas en la seguridad de los museos

El reciente robo en el Museo del Louvre, que se resolvió en apenas ocho minutos, ha vuelto a cuestionarse cómo se puede garantizar la vigilancia completa de un espacio con el menor número posible de cámaras o guardias.
El fallo en la cobertura de seguridad no solo revela una negligencia técnica, sino también una desconexión entre la planificación arquitectónica y la lógica matemática.
En medio de ese debate ha resurgido una teoría formulada hace más de medio siglo por el matemático checo Václav Chvátal, conocida como el "problema de los museos".
Una idea que nació del dibujo geométrico
En 1973, Chvátal se preguntó cuál era el número mínimo de guardias necesarios para vigilar un museo con una planta de forma irregular, llena de pasillos y recovecos.
Su respuesta fue tan elegante como precisa, con ⌊n/3⌋ guardias (siendo n el número de vértices del plano del edificio) se puede cubrir todo el espacio sin dejar puntos ciegos.
Cinco años después, el matemático estadounidense Steve Fisk demostró que bastaba dividir el plano en triángulos, colorear los vértices con tres colores distintos y elegir uno de ellos para ubicar los guardias o cámaras.
El resultado se convirtió en una referencia clásica de la geometría computacional, utilizada hoy en campos tan diversos como la robótica, la planificación de sensores o la vigilancia urbana.
El Louvre y la geometría de la vigilancia
La teoría de Chvátal no resolvería por sí sola los problemas de seguridad, pero podría haber servido como herramienta para identificar los puntos óptimos de vigilancia.
Un análisis geométrico del edificio permitiría determinar cuántas cámaras son necesarias y dónde colocarlas para que no haya zonas fuera de alcance. De haberse aplicado un modelo de ese tipo, probablemente la cámara del balcón que los ladrones aprovecharon para entrar no habría estado orientada en otra dirección.

La distancia entre la matemática y la realidad
Los museos no son polígonos planos tienen obstáculos, niveles, columnas y vitrinas que interrumpen la línea de visión. Además, la disposición de las salas cambia con cada exposición, lo que obliga a recalcular constantemente los puntos de cobertura.
A ello se suman limitaciones presupuestarias, decisiones políticas y errores humanos que escapan a cualquier modelo matemático.
Pensar la seguridad desde la geometría puede reducir drásticamente los puntos ciegos. En un edificio tan simbólico como el Louvre, esa planificación debería ser parte esencial del diseño operativo, del mismo modo que lo son la conservación o la iluminación de las obras.
El llamado "problema de los museos" ha trascendido su origen académico.
Hoy se aplica a la planificación de redes de cámaras urbanas, la colocación de antenas, la vigilancia por drones y la gestión de emergencias. En todos los casos se busca lo mismo, máxima cobertura con los mínimos recursos.
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