Deporte

Ejercicio físico extremo: ¿puede poner en riesgo la salud reproductiva?

Sólo el 14% de los hombres jóvenes que van al gimnasio tienen presente la repercusión que puede tener su rutina deportiva sobre la fertilidad

La importancia de la respiración en el ejercicio físico
La importancia de la respiración en el ejercicio físicoThe Conversation

Pensar que cuanto más ejercicio físico hagamos, más beneficios notaremos sobre nuestra salud es un error común. Aunque mantener una rutina de actividad física regular y pautada es esencial para tener una buena calidad de vida, el exceso de ejercicio o aquellas rutinas que no tienen en cuenta los momentos de descanso pueden llegar a suponer un grave riesgo para nuestra salud. Algunas de amenazas, a veces, ni las contemplamos. Y es que, no tienen que ver exclusivamente con el agotamiento o fatiga crónica, la aparición de lesiones musculoesqueléticas o el desarrollo de problemas crónicos como el síndrome de sobreentrenamiento. El ejercicio físico extremo puede afectar negativamente al sistema inmunológico aumentando la susceptibilidad a enfermedades. La fertilidad también puede verse comprometida.

Según explica Maurizio De Rocco, médico andrólogo de los centros de andrología y medicina reproductiva Fertilab Barcelona y Fundació Puigvert, “el ejercicio regular es parte de un estilo de vida saludable y puede ayudar a preservar y mejorar la salud reproductiva masculina. El ejercicio ayuda a controlar el peso corporal, mejorar la salud cardiovascular, bajar la inflación y controlar el estrés”. Sin embargo, el ejercicio físico intenso puede afectar y poner en riesgo la fertilidad masculina. En concreto, los hombres que se ven afectados por este fenómeno son aquellos cuyas rutinas, “sean del tipo de deporte que sean, son muy exigentes y duras”. Hablamos de entrenamientos diarios de horas de duración, ejercicios que presuponen microtraumas repetidos o expone a la persona a una intensa deshidratación o rutinas frecuentes que no incluyen los momentos de descanso oportunos.

En concreto, la práctica de deportes de alta resistencia, como el ciclismo y el maratón, se ha asociado con una disminución en la calidad del semen. Esto es debido a la influencia de factores como el aumento de la temperatura escrotal y el estrés oxidativo. Además, el ejercicio excesivo puede alterar los niveles hormonales, reduciendo la producción de testosterona y afectando negativamente la espermatogénesis. Aunque el porcentaje de hombres que pierden su capacidad reproductiva por culpa de las rutinas de gimnasio intensas no es preocupante, los expertos piden precaución.

“La temperatura corporal es algo que tiene un papel destacado en este asunto. De hecho, no hablamos de la temperatura caporal en general, si no de la temperatura genital (escrotal). Deportes, así como estilos de vida, que aumenten la temperatura escrotal, pueden afectar a la producción de espermatozoides en los testículos y así empeorar la fertilidad masculina. Trabajar expuestos a altas temperaturas, o en posición sentada durante mucho tiempo (como les ocurre a los conductores, por ejemplo) pueden incrementar la temperatura escrotal. También saunas y baños clientes repetidos pueden afectar a la calidad seminal con este mismo mecanismo”, señala el experto.

Sin embargo, según un estudio publicado en la revista Reproductive BioMedicine Online, sólo el 14% de los hombres jóvenes que van al gimnasio tienen presente la repercusión que puede tener su rutina deportiva sobre la fertilidad. “Hay muchas personas que no son conscientes. Y creo que parte de esta falta de conciencia se debe a que, históricamente, la fertilidad -y la infertilidad- siempre se ha asociado al sexo femenino. Así, no hay esta percepción de la importancia del factor masculino en el tema fertilidad y, aun menos, la percepción de cuáles pueden ser los factores de riesgo que afectan a la fertilidad masculina”, subraya el doctor. Y añade: “La parte masculina queda en el olvido por completo”.

El problema va más allá del volumen y la intensidad del ejercicio físico realizado. Y es que, las dificultades para concebir también se relacionan con la toma de suplementos proteínicos o de esteroides anabolizantes. Los primeros, “pueden alterar el equilibrio entre andrógenos y estrógenos, incidir en las hormonas e influir en la fertilidad debido a la actividad estrogénica de estas sustancias”, comenta De Rocco. Por su parte, los esteroides anabolizantes acercan a aquel que los toma a sus deseos estéticos, pero su producción de testosterona queda inhibida. “El consumidor deja de producir espermatozoides, se puedan llegar a encoger sus testículos a largo plazo y aumenta su riesgo de calvicie”, indica De Rocco.

El especialista matiza: “Los suplementos no son perjudiciales de por sí, pero lo que a veces llega a pasar es que los suplementos contienen ciertos “contaminantes” o sustancias no declaradas con actividad hormonal (anabolizantes) que tienen un efecto muy dañino sobre la fertilidad. Desde un punto de vista científico, los suplementos han demostrado aportar muy poco sobre el rendimiento deportivo. Sugeriría por tanto a un hombre que busque hijos no tomar suplementos. Si aun así quiere tomar algún suplemento, elegir productos de marcas reconocidas, vendidas por distribuidores autorizados y evitar la compra por internet”.

Según el estudio anteriormente mencionado, el 79% de los hombres jóvenes encuestados afirman consumir suplementos proteínicos.

La fertilidad: un patrimonio que debemos preservar y cuidar

Este hecho no perjudica sólo a los hombres. También se dan casos de mujeres que tienen el sistema hormonal desregulado debido a la intensidad del deporte realizado. “La diferencia entre mujeres y hombres es que ellas pueden notar que algo no va bien gracias a la falta o irregularidad de la menstruación. En cambio, los hombres no son tan conscientes porque carecen de señal física que alerte de este cambio hormonal”, puntualiza el Dr. De Rocco.

Esta falta de síntomas físicos evidentes en el hombre unido a que, a menudo, los hombres pueden pasar por alto la importancia de monitorear su salud reproductiva, lleva a los especialistas a enfatizar tanto la necesidad mejorar las conciencia sobre los riesgos potenciales del ejercicio físico intenso en la fertilidad masculina como el beneficio de un enfoque proactivo hacia su salud reproductiva. Este último debe incluir la realización periódica de pruebas como el seminograma para evaluar la calidad del esperma y detectar posibles problemas en una etapa temprana. “Cuando esta prueba arroja resultados normales, indica, con buena probabilidad, que existe una fertilidad totalmente preservada”, asegura el andrólogo.

El Dr. Maurizio De Rocco destaca que la salud reproductiva “es un patrimonio que hemos de preservar y cuidar”, por lo que es imprescindible siempre tener en cuenta cómo pueden afectar a la fertilidad los cambios que hagamos en la rutina y el estilo de vida. De Rocco concluye que, “en la mayoría de los casos, con una buena alimentación y un ejercicio físico moderado disponemos de la energía suficiente como para mantener un estilo de vida que permita estar fuerte, sano y que no tenga consecuencias negativas en la fertilidad”. Se trata de algo importante a tener presente, especialmente en el caso de los hombres, que no perciben síntomas acerca de su nivel de fertilidad, ya sea bueno o malo.

El español medio, cerca de ser subfértil

La escasa natalidad y los problemas de fertilidad en las parejas españolas son dos de las grandes amenazas a la salud pública que penden sobre España. Las mujeres cada vez son madres más tarde y un 40,1% de ellas dan a luz pasados los 35 años, edad fijada por los expertos como la “barrera de la fertilidad” a partir de la cuál las probabilidades de embarazo se reducen drásticamente. El panorama no mejora desde la perspectiva masculina: la calidad del esperma cae a la mitad y la media de los hombres roza la subfertilidad.

Tanto la calidad como la concentración de esperma se han reducido drásticamente en un 51% a nivel mundial. El ritmo de descenso es enorme: desde 1973 la concentración de esperma ha disminuido a un ritmo anual de 1,16% y, con el cambio de siglo, a una velocidad de 2,64%.

De acuerdo con los rangos de la OMS, se considera un hombre subfértil a una concentración de espermatozoides inferior a 40 millones por mililitro e infértil cuando está por debajo de 15 millones por mililitro. La media obtenida en las muestras recogidas por Instituto Bernabeu señalan que el hombre medio que acude a sus clínicas es subfértil, ya que la media es de 33,5 millones de espermatozoides por mililitro.

El análisis de 5.000 muestras analizadas en los últimos 5 años por el Grupo IB levanta las alarmas al detectar una disminución general de casi un 16,75% el recuento de millones por mililitro de espermatozoides; mientras su la motilidad ha caído un 12%. Además, morfológicamente se considera que una muestra es normal cuando el 4% de espermatozoides tiene una forma normal, pero mientras que en 2017 la media era un 7,6% de espermatozoides normales, actualmente es de 3,8%, cayendo casi a la mitad.

Esto se replica en las donaciones de esperma: en estos 5 años la tasa de aceptación de donantes ha pasado de un 15% de aceptación a un 8%. Dato que pone en alerta a los expertos en fertilidad ya que la mayoría de los donantes son jóvenes menores de 35 años y que ha provocado que la OMS reduzca los requisitos exigidos a los donantes.