Asuntos sociales

El secuestro con desenlace feliz de Amaya

Cuando la pequeña tenía solo 16 meses su madre se la llevó consigo a Polonia; no le dijo nada al padre. Desde entonces, Raúl Pascual del Río no ha parado de buscarla.

Raúl Pascual del Río y su hija Amaya, juntos por fin en España después de que la madre la secuestrase. Foto: Jesús G. Feria
Raúl Pascual del Río y su hija Amaya, juntos por fin en España después de que la madre la secuestrase. Foto: Jesús G. Ferialarazon

Cuando la pequeña tenía solo 16 meses su madre se la llevó consigo a Polonia; no le dijo nada al padre. Desde entonces, Raúl Pascual del Río no ha parado de buscarla. Pese al calvario sufrido, ha tenido suerte. Hay padres que no lo logran ni pasados siete años.

Nada más llegar a España, Raúl Pascual del Río nos escribe. Está feliz, por fin puede estarlo. Nos manda unas fotos a título particular con Amaya. Ha logrado traer a su pequeña de vuelta, después de que la madre, con antecedentes, secuestrara a la hija de ambos y se la llevara a su país natal: Polonia. No ha sido fácil, su esfuerzo y templanza siguiendo los consejos de sus abogados, del portavoz de la Asociación Niños sin Derechos... le han ayudado en este calvario. Ha logrado algo que desgraciadamente muy pocos progenitores consiguen: recuperar a su hijo después de que la madre o el padre lo secuestre y se lo lleve a otro país. Y menos en «tan poco tiempo». Este fin de semana se ha ido de viaje con su pequeña de casi tres años: «Los cumple el 12 de octubre. Le encanta el agua, jugar, salir a la calle y es muy sociable con otros niños. A mí me reconoce. Sabe quién soy. Aunque me llama tío, sabe que soy papá. Ante cualquier dificultad viene corriendo a mí», relata. Tienen que aprovechar el tiempo robado por la madre: Elwira. Pese a lo sufrido, lo primero que nos pide es que recordemos el caso de otros padres que se encuentran en la misma situación en la que él ha estado: Encinas, Sorribes, Greyson... No son los únicos. Hay 2.745 niños sustraídos en los últimos ocho años. Solo en 2018 se secuestraron a 320, de los que 233 fueron llevados al extranjero.

La sonrisa de este padre lo dice todo, también la de la pequeña de cabello rubio a la que «la abuela le ha cortado el pelo». Hace un año y medio puso una denuncia ante los juzgados de Guadalajara por la desaparición de su hija. Tenía entonces solo 16 meses. Pese a compartir la custodia, tuvo que luchar por recuperarla tanto en los juzgados españoles como en los polacos. Jamás se imaginó que ella iba a ser capaz de hacer algo así. Cuando la conoció era prostituta. Pero asegura que lo dejó, o eso al menos fue lo que le dijo. Sin embargo, su ex junto a su anterior pareja tenían un piso en el que prostituían a chicas, una de ellas menor de edad. Hecho por el que la condenaron en 2017 a dos años de prisión que no cumplió entre rejas al tratarse de su primer delito. Eso sí, le quedaba prohibido abandonar el país. Entre medias nació Amaya, en octubre de 2016, en Polonia, aunque «tiene nacionalidad española. A los cinco días de haber nacido tenía ya pasaporte español y el acta de nacimiento es española», asegura su padre. Una vez que volvieron a Guadalajara empezaron los problemas. Al año de nacer Amaya, se rompió el matrimonio. «Mi ex bebía mucho», y empezaron los problemas hasta el punto de que Raúl decidió dejar la casa mientras trataba de conseguir la custodia compartida. No dio tiempo. En febrero de 2018 Elwira se la llevó a Polonia sin decirle nada. Pese a poner la correspondiente denuncia y aunque su ex no podía salir del país, lo hizo, sin que se le pidiera el documento que acredita que el otro progenitor autoriza el viaje. También se llevó a otro hijo de ella de nueve años y dejó a sus otros dos menores a cargo de otra hija mayor de edad.

La pesadilla

Desde su secuestro, Raúl ha ido «10 veces a Polonia» a buscar a su hija. Solo la ha visto «en dos ocasiones». Y eso que compartían la custodia de la menor. Ni cuando un juez polaco dictaminó que podía hacerlo cada 15 días cambió la situación. Meses después, en marzo de este año, un tribunal civil de Varsovia ordenó el retorno de la hija, dándole a él la patria potestad y la custodia completa de Amaya. Al mes siguiente, Raúl volvía a contactar con nosotros: «Estoy en Varsovia intentando localizar a Amaya. De momento ni mi hija ni mi ex han aparecido... Siguen ocultas. Han mentido en el juzgado polaco sobre el domicilio y el trabajo... y la restitución es el 22 de mayo», nos relataba notoriamente preocupado. Aun así, sacaba fuerzas para ayudar a otros padres que estaban en la misma situación que él: «El cónsul de España me ha pedido más datos sobre otros casos. Tengo nueve, contando con el de mi hija», nos decía por si conocíamos algún otro. Entonces, y pese a mostrarse feliz por la sentencia, temía no volver a verla. Y como él ya se imaginaba, la restitución no se cumplió en el plazo convenido: el 22 de mayo. «El pasado día 27 no se presentó e intentó negociar conmigo. Como si no hubiera pasado nada en este tiempo, como si no se hubiera llevado a mi hija, mi ex me dijo que venía a España si le dejaba una casa y la ayudaba a buscar trabajo. Le dije que sí, todo sea por Amaya».

Raúl fue sincero cuando le dijo a su ex que sí. Aceptó las condiciones de ella, pese a que dos días antes su mujer hizo «un programa en televisión en Polonia en el que llegó a decir de mí que yo era un pederasta, un proxeneta, un toxicómano... No lo soy, y, de serlo, ¿cómo una madre iba a dejarme al cuidado de cuatro hijos suyos durante años?». Llegado el día 27, y una vez que Raúl consiguió el papel con «la firma de ella que acredita la entrega de la niña y que yo le cedía la casa y le buscaba un trabajo, me fui con mi hija a la Embajada y me vine a España, temía que pudiera volver a llevársela y apartarla de mi lado y de su familia paterna». Un miedo que no se disipa. «El otro día hablé con mi ex y al explicarle que no le puedo dejar mi casa porque es de mi hija, montó en cólera. Le dije que no se preocupara, que le alquilaba un apartamento, pero me dijo que le alquilara una casa con tres dormitorios»... Aunque eso ya es lo de menos. Lo importante es que hoy Amaya ha vuelto con su padre. «Gracias a todos... es gracias a todos vosotros que Amaya haya vuelto a casa», dice emocionado.

Los otros niños robados en Polonia

Hace más de siete años y medio que Alberto Encinas no tiene a su hija Olivia. Se la llevó su madre Katarzyna con la excusa de ver a la familia materna. Desde entonces, Alberto no ha parado de luchar en los tribunales de Polonia ni de España. Otro caso es el de Enric Sorribes. En 2016, la madre se llevó a la hija de ambos nacida en Murcia a Polonia «por un fallo de la justicia española. La menor tenía prohibido salir del país, pero le dieron el DNI de Daniela a la madre». Va a verla una vez al mes. Greyson, en cambio, se fue a vivir a Polonia para estar cerca de su niño. Y son solo unos ejemplos.